Una oficinista de Victoria (Canadá) quiso compartir con sus compañeros de trabajo, unas galletas caseras que había encontrado en el congelador de su casa. Pasadas unas horas, tuvieron que llamar a la policía debido a una intoxicación general producida por consumo de cannabis.
Tres empleados habían sido trasladados al hospital mostrando síntomas parecidos, entre los que se encontraban mareos, adormecimiento de las extremidades y desorientación generalizada.
La investigación policial condujo hasta la nevera de la oficina y allí, encontraron las galletas que la mujer había llevado para compartir con la oficina.
El diagnóstico estaba claro, las galletas habían sido elaboradas con marihuana y los tres intoxicados las habían ingerido.
Las averiguaciones informaron que el hijo de la trabajadora había horneado las galletas con marihuana hacía casi un año y que había “guardado las sobras” en el congelador, olvidándose por completo de su existencia.
A pesar del cargo por intoxicación y posesión de marihuana, el “joven cocinero” sólo tendrá que cumplir servicios comunitarios como pago de su pena.