Existen multitud de tipos de interés distintos, en función de la actividad y el plazo para su amortización, sin embargo y para no extendernos demasiado, expondré los más conocidos:
– Tipo de interés del BCE (Es aplicado cuando el BCE presta a la banca).
– Tipo de interés interbancario (Es aplicado cuando las entidades financieras se prestan entre sí).
– Tipo de interés hipotecario (Puede ser fijo o variable, es decir, su valor dependerá del índice de referencia que se escoja, como por ejemplo, el Euribor).
– Tipo de interés de inversión empresarial (Puede ser circulante o activo fijo).
– Tipo de interés de deuda pública (Se divide en diferentes plazos de amortización).
– Tipo de interés de renta fija para empresas.
– Tipo de interés para depósitos bancarios.
– Tipo de interés para descubiertos en cuenta (Aplicado cuando se carga un importa(importe??) en una cuenta que no dispone de fondos).
– Etc…
Ahora que conocemos los tipos de intereses más utilizados en los mercados financieros, pasemos a detallar qué aspectos y condiciones los determinan.
– Que cubra la inflación estimada y el riesgo de un posible impago.
– Que retribuya la renuncia momentánea de no consumir hoy, por querer hacerlo mañana.
– El valor que muestren los tipos de interés en otros países.
– Las expectativas que se estimen sobre la posible devaluación de una moneda con respecto a otra.
– El riesgo de un país, utilizando como herramienta de garantía la conocida prima de riesgo.
Una vez vista la teoría de lo que, realmente, debería determinar los intereses cuando se ejecutan los préstamos, diremos que la práctica difiere bastante, ya que en realidad, no formamos parte de un sistema financiero competitivo y regulado, sino de un oligopolio bancario cuya influencia se antepone a los bancos centrales, y por tanto, son ellos los que determinan los condicionantes de los tipos de intereses.