El funcionamiento de la refinanciación de deudas llevado a cabo por diferentes empresas no supone ningún milagro financiero, simplemente aglutinan todos los préstamos y cancelan las deudas contraídas anteriormente, lo que supone una reducción en el pago de las cuotas mensuales de más del 75%.
La pregunta que surge es: ¿Cómo es esto posible? Pues bien, el truco radica en diferir el plazo de amortización de las deudas pendientes, es decir, si antes necesitábamos 30 años para finalizar el pago de un préstamo hipotecario, ahora se hará en 50 años, y así con el resto de deudas contraídas mediante préstamos.
No obstante, es importante aclarar que uno de los requisitos de este procedimiento de reunificación de deudas, consiste en la cancelación de los compromisos adquiridos anteriormente, lo que supondrá el pago de unas determinadas comisiones que habrán sido pactadas previamente con la empresa encargada de gestionar la reunificación de deudas.
También resulta de interés conocer qué requisitos exigen estas compañías de reunificación de deudas a sus clientes, como por ejemplo, que éste posea una vivienda en propiedad (aunque todavía haga frente a la hipoteca), que las deudas contraídas por el cliente no superen el 80% del valor del inmueble que tiene en propiedad (puede variar en función de la compañía) y obviamente, que disponga de unos ingresos familiares medios.
De todos modos y aunque esto pueda parecer la solución a todos nuestros problemas de deudas, no hay que olvidar que esta medida sólo debe utilizarse como último recurso, ya que como todo, también ofrece una contraprestación negativa que puede llegar a ser peor que la posible solución ofrecida.
Es importante entender que diferir el pago de una deuda permite abonar una cantidad menor cada mes, pero en términos globales, la amortización será mayor, ya que deberemos pagar durante un periodo mucho más largo, muchas más cuotas con sus correspondientes intereses, lo que sumado al establecimiento de un compromiso con una entidad financiera casi de perpetuidad, puede llegar a suponer un estado de cautividad perpetuo.