La última derrota sufrida por el Real Madrid frente al FC Barcelona en la Supercopa de España disputada ayer (3-2), demostró lo que había predicho, días antes, de lo que ocurriría a la conclusión del mismo.
Si el Real se llevaba la eliminatoria, Mourinho saldría a celebrarlo efusivamente al terreno de juego, enciendo a la grada desde el centro del campo; si el resultado era el contrario, como así fue, tangana final entre jugadores e incidente en la zona técnica cuyo protagonista fuera el propio técnico blanco, las casualidades en el fútbol, las justas.
En líneas generales puede decirse que el Real Madrid se mostró superior al Barcelona, aunque dicha afirmación que toma la prensa como verdad absoluta, tiene su matices, ya que si bien ambos equipos planificaron de forma distinta la preparación física, ya que mientras el Real Madrid incidió en la carga de trabajo para el inicio del campeonato, el pensamiento estaba en mostrar su superioridad en este torneo, mientras que en el Barcelona, la preparación iba indicada a la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes.
Es cierto que le superó en intensidad (sólo la primera parte y en el partido de ida) y en ocasiones (en ambas eliminatorias), el equipo blanco jamás tuvo el control del partido, no se impuso en las transacciones defensa-ataque, le faltó continuidad en el juego (llegaba a la portería rival con “arreones” o robos en la zona de 3/4), la ausencia de Marcelo condicionó la salida de balón por el sector izquierdo (la banda sobre la que descarga el fútbol del Real) y sobre todo, la práctica de un fútbol violento en el momento en que perdieran la eliminatoria (minuto 89), donde se observó que el final de partido que se produjo, era el esperado.
En cuanto al FC Barcelona, no sólo podemos hablar del “Factor Messi” (a este chico le van a retirar pronto el pasaporte argentino), asiste magistralmente en el primer gol y anota los otros dos goles, siendo el último en el minuto 89 después de que el equipo encajara el empate en una jugada desafortunada, cinco minutos antes.
Claro que es difícil abstraer al genio argentino de cualquier análisis, sin embargo, la reaparición del eje Piqué-Busquets-Xavi le proporcionó una salida de balón al equipo, a pesar de la extrema presión adelantada de los merengues.
También cabe destacar, el trabajo incansable de Pedro y de Villa abriendo el campo y generando los espacios a los interiores, el extremadamente buen partido de Alves y Mascherano, a nivel defensivo, la aparición de un Fábregas, que proporcionó pausa y salida de balón, cuando el centro del campo blanco intentaba asfixiar al azulgrana y sobre todo, un Víctor Valdés, que cada día mejora sus cualidades ofensivas y defensivas, convirtiéndose en el pilar que sustenta la idea de juego del equipo de Guardiola.