Un EFT o Exchanged Traded Founds, consiste principalmente en un fondo de inversión que reune tanto la diversificación de un bono como la flexibilidad de una acción, y que replica a un índice de referencia determinado (renta fija, variable, materias primas, divisas, etc…).
Los ETFS presentan una escasa trayectoria en el mercado bursátil español (desde 2006), aunque actualmente, existen más de 1.000 ETFS en las principales Bolsas del mundo, gracias en parte a que se trata de un producto “cross-listing”, es decir, que puede cotizar en múltiples mercados de forma simultánea.
Las posibilidades que ofrecen los ETFS de invertir en todo un índice de referencia, sin necesidad de ir invirtiendo en cada una de las acciones que lo componen, permite diversificar el riesgo del propio inversor, el cual, tiene también la posibilidad de invertir en dichos fondos con una única participación y sin mínimo de negociación.
La principal ventaja de los ETFS radica en que pueden ser negociados en los mercados bursátiles electrónicos habituales (IBEX-35), con los intermediarios financieros habituales y en tiempo real, como cualquier otro valor cotizado, lo que permite que se pueda vender y comprar en cualquier momento, sin necesidad de esperar a la valoración final de la sesión.
Otro de los factores a tener en cuenta en los ETFS radica en su transparencia, ya que al ser inversiones que replican a un índice de referencia establecido, es posible conocer y contrastar su composición en cualquier momento.
También dispone de una gran liquidez, ya que al negociarse en el SIBE (Sistema de Interconexión Bursátil Español), cada ETF dispone de una base de inversores que aportan liquidez al fondo mediante su continua presencia en el mercado, tanto en el de venta como en el de compra.
Los ETFS destacan además por su solidez, ya que son productos financieros establecidos en los mercados internacionales y utilizados de forma habitual por inversores institucionales.