Durante el periodo de embarazo de la perra, al igual que ocurre en el caso de la mujer embarazada, ha de ingerir una mayor cantidad de nutrientes para su desarrollo y el de los cachorros que espera.
Ha de seguir una dieta balanceada que le proporcione la cantidad justa y necesaria de proteínas, grasas, vitaminas y nutrientes. Para ello, se alimentará de pienso y de diversos tipos de alimentos que le ayudarán a complementar las carencias que pudiera padecer.
Si no se notan síntomas de trastornos digestivos, la perra embarazada puede seguir alimentándose de su pienso habitual, hidratándolo con leche, agua o con alimento húmedo para perros, lo que favorecerá su digestión.
Si por el contrario, la perra embarazada presenta síntomas de problemas estomacales, será necesario adquirir un pienso de fácil digestión para alimentarla, que sea rico en fibra, pudiendo hidratarlo, si fuese necesario. También se puede optar por un pienso específico para cachorros o perros jóvenes, los cuales, están pensados para facilitar la digestión y ofrecer un mayor aporte energético.
Sea cual sea la opción que mejor se adapte a la perra embarazada, se ha de tener mucho cuidado con la cantidad de comida que se le va a proporcionar, ya que con el aumento de peso que la perra adquiere debido a los cachorros, es posible que no se distingan problemas de sobrepeso u obesidad en la perra, como por ejemplo, una acumulación excesiva de grasa en el abdomen, la cual, podría dificultar posteriormente el nacimiento de las crías durante el parto.
Todos estos aspectos son muy importantes a la hora de alimentar a una perra embarazada, sin embargo, si se tienen dudas, lo más aconsejable es acudir a un veterinario, quien proporcionará los consejos necesarios sobre qué pienso se ha de elegir y la cantidad que se le ha de proporcionar según las características y necesidades de cada perra.