Nos vamos de restaurante con nuestro bebé

Después del nacimiento y de las primeras semanas de crianza, seguramente os apetezca ir a comer un día fuera de casa, como por ejemplo, a un restaurante.

En este caso, es normal que os asalten dudas sobre si resulta conveniente llevaros a vuestro bebé con vosotros, y en realidad, es una idea excelente para que vuestro bebé comience a tener contacto con el mundo exterior, sin embargo, para que la velada vaya perfecta, deberéis seguir una serie de recomendaciones que os describimos a continuación.

Primeramente, debéis elegir un lugar que esté adaptado para recibir a bebés, ofreciendo un ambiente relajado y familiar. Aunque en Internet existen numerosas guías de restaurantes donde podréis buscar locales para ir con vuestro bebé, es recomendable que llaméis antes de reservar una mesa, informándoos de si el local dispone de cambiador, de un área de juegos infantiles, y por supuesto, de un menú infantil, el cual, sea apto para vuestro bebé.

En el momento de la reserva, procurad avisar de que vais a ir con un bebé, para que así os den una mesa espaciosa y tranquila con espacio suficiente para dejar el cochecito, la trona, el bolso, y demás accesorios.

Para evitar posibles complicaciones, será mejor que vayáis al restaurante a la hora de la comida, y no de la cena, ya que de acudir por la noche, estaréis modificando los horarios del bebé, lo que en la práctica puede ser una invitación a que vuestro hijo se sienta incómodo y pueda haber problemas.

A este respecto, intentar siempre reservar con antelación para evitar las esperas en el restaurante, algo que los bebés no suelen soportar de buen grado.

Lo ideal es que vuestro bebé ya vaya comido al restaurante o le deis de comer nada más lleguéis, antes de empezar vosotros. Después de alimentarse, se sentirá satisfecho y relajado, y por lo tanto, lo más probable es que se eche una siesta y os deje disfrutar de la comida.

De no ser así o si se despierta antes de que terminéis, deberéis tener preparado algún entretenimiento (ya que estar sentado y ver a los demás comer no le entusiasma demasiado), de este modo, conseguiréis comer tranquilos tanto vosotros como el resto del restaurante.

El riesgo de que vuestro bebé se impaciente, se incrementará proporcionalmente en función de la duración de la comida, por lo tanto, es conveniente no prolongar la sobremesa.

Si el bebé comienza a llorar, deberéis tener paciencia y así evitar montar una escena que sólo servirá para amargaros la comida y ponerle a él todavía más nervioso. La mejor opción, como siempre, será que mantengáis la calma y os turnéis para calmar al bebé.