Adiestrar y educar son dos conceptos que van prácticamente de la mano, sin embargo, son completamente diferentes, ya que el adiestramiento no se puede producir si no existe una educación inicial como base.
Se podría decir que la educación en los perros es algo fundamental para poder convivir en armonía con ellos, enseñándoles unas normas y valores que deben aprender desde la misma llegada a su nuevo hogar, como por ejemplo, no morder, respetar los objetos que le rodean, saber dónde debe dormir, etc… con ello ha de comprender que ya no vive en una manada, sino que ahora vive en familia y ha de aprender y respetar unas nuevas normas.
Mientras que el adiestramiento hace referencia a órdenes que se elaboran para que el perro realice ciertas actividades, como por ejemplo, permanecer quieto en algunas situaciones, no dar tirones a la correa mientras se pasea, acudir a la llamada, etc… En situaciones más profesionales, mediante el adiestramiento se puede preparar a un perro para situaciones de emergencia, como pueden ser los perros policías, para ciertos deportes, como son los perros entrenados para los deportes caninos, y como perros lazarillos, los perros destinados a ayudar a personas con discapacidades.
Una vez entendidos ambos conceptos, queda clara la diferencia entre adiestradores o educadores de perros. Lo idóneo sería que tanto el educador como el adiestrador que trabajara con el perro fuese el propio dueño y la familia con la que va a convivir, ya que a través de estos procesos se crea un vínculo muy importante, pero si no fuera posible, y hubiera que acudir a adiestradores o educadores profesionales para perros, sería necesario involucrarse en las actividades y seguir los consejos que éstos proporcionen para continuar con dicho proceso, ya que será preciso afianzarlo mediante la práctica constante en el día a día.