En una conversación mantenida hace pocos días entre Florentino Pérez y José Mourinho, el técnico blanco le confesó: “Presidente, no quiero que venga Neymar en enero. El chico es muy bueno, pero no nos hace ninguna falta”.
A continuación, Mourinho detalló pormenorizadamente las razones por las que la llegada en enero del crack brasileño, traería consigo una serie de desajustes estructurales que incidirían negativamente en la dinámica del grupo.
El técnico está satisfecho con el rendimiento ofrecido por su plantilla, prefiere mantener la dinámica de pretemporada, donde el equipo ha asimilado los automatismos necesarios para perfeccionar el sistema táctico del equipo, por lo que cree que el futuro aterrizaje de Neymar, obligaría a una nueva reestructuración del trabajo realizado, teniendo en cuenta además la integración del joven jugador en la disciplina de trabajo del resto de sus compañeros, algo bastante complejo para jugadores procedentes de ligas sudamericanas.
Florentino Pérez, satisfecho con Mourinho y con su modo de gestionar el área deportivo del club, atendió el consejo de su técnico y convino consensuar cualquier fichaje con su técnico, asegurándole que siempre, prevalecerá su criterio deportivo.
Hace ya bastante tiempo que el presidente del Real Madrid, quien tiene siempre la última palabra en este asunto, no se siente precisamente cómodo con la forma en la que se están desarrollando los acontecimientos respecto a la posible contratación del crack brasileño.
Está dispuesto a arriesgarse con el fichaje del heredero de Pelé (si sale bien) y también a asumir la responsabilidad en el caso de pagar por un sucedáneo de Robinho (si sale mal), pero está harto de escuchar a los apoderados del chaval de la cresta, de aguantar cuento chinos en versión brasilera y de tener que poner la otra mejilla cada vez que Neymar, sus múltiples agentes o el propio Santos juegan a meter el nombre del Barça en el asunto, con el único objetivo de acelerar la operación.