Desde hace un tiempo y a raíz de los sucesivos escándalos que se vienen produciendo en lo que a clase política y dinero público se refiere, los taxistas del aeropuerto de Barajas han decidido plantarse y boicotear el transporte de aquellos diputados del Congreso procedentes de otras provincias, y que cada martes llegan a Madrid.
“Buenos días. Lléveme al Congreso de los Diputados, por favor“. Esta escena se repite todos los martes en Barajas, debido a que siempre en este día y a primera hora de la mañana, diputados de otras provincias aterrizan en Madrid, acuden a la zona de estacionamiento de los taxis, se suben a uno, y comunican al conductor el destino: el Congreso de los Diputados.
Me cuenta mi enano infiltrado que los parlamentarios se están encontrando cada vez con más problemas para poder desplazarse desde Barajas hasta la Carrera de San Jerónimo, donde se localiza el Congreso.
Al comunicar el destino, se identifican como diputados, es decir, como políticos, y propiciado por la cada vez mayor mala imagen que proyectan a los ciudadanos, se están encontrando con serias dificultades para que un taxi les pueda trasladar hasta el Congreso.
Pero todavía hay más, numerosos profesionales del sector han decidido plantarse, no acceder al transporte y boicotear el posible desplazamiento en otros vehículos, llegando incluso a enfrentarse verbalmente con los parlamentarios.
En aplicación del “derecho de admisión“, ejercido por el taxista en su vehículo, los diputados se han visto forzados a bajar del coche y efectuar el viaje en otro.
Pues bien, según me comenta el enano infiltrado, algunos diputados ya han aprendido la lección y han decidido ingeniárselas para que no se les reconozca al señalar el destino, en este caso, cuando suben al taxi indican como destino “al Palace“, un famoso hotel, muy próximo al Congreso de los Diputados y que permite a éstos poder llegar al hemiciclo a pie.