Si bien la transpiración es una función natural de termorregulación del cuerpo para mantenerlo refrigerado, en determinadas etapas de la vida como la pubertad y la adolescencia éste proceso puede resultar incómodo, ya que el sudor suele ser abundante.
Algunas personas también tienden a sudar más que otras por cuestiones genéticas, o bien, porque realizan una mayor actividad física. En este caso, lo más habitual es emplear desodorantes y talcos para reducir y disimular el sudor, no obstante, en la mayoría de los casos suelen contener ingredientes químicos que pueden causar alergias o problemas en la piel.
Tipos de Talcos naturales
Las ventajas del talco radican en que además de suavizar y eliminar la humedad de la piel, se le pueden añadir diferentes aromas, de tal modo que es posible adaptarlos al gusto de cada persona.
Talco de rosas. Este talco combina las propiedades anti-transpirantes de la maicena y el bicarbonato de sodio, junto con el agradable aroma de las rosas. Este talco no sólo está indicado para aplicarse a la zona de los pies, sino que podemos emplearlo en todo el cuerpo.
En este caso, debemos dejar asentar los aromas un día antes de utilizar el talco, ya que de este modo incrementaremos las funciones del producto.
Talco de limón: Este talco combina las propiedades de la fécula de maíz con las del limón, que como es de sobra conocido, posee propiedades antisépticas y astringentes.
De este modo, no sólo evita la sudoración excesiva y los olores derivados de ésta, sino que además está especialmente indicado para los pies, ya que ayuda a mejorar los efectos del pie de atleta.
Talco de lavanda: Aprovecha las propiedades anti-transpirantes y exfoliantes de la arcilla (ideal para la zona de las axilas) y la frescura del jengibre, además del agradable aroma de las flores de lavanda.
Talco de manzanilla: Esta receta incluye alumbre, el cual, contiene propiedades antisépticas y astringentes, lo que lo convierte en uno de los desodorantes naturales más reconocidos y efectivos.