El pasado martes, en el Hotel Ritz, el candidato socialista había organizado un desayuno público con miles de invitados en uno de los salones Vip reservados por el hotel. Entre los periodistas asistentes, comenzaron a preguntarse quién había o no había asistido al evento.
La primera impresión, tras “echar una panorámica al recinto”, estaba clara, los grandes empresarios habían abandonado a Rubalcaba, ni Florentino Pérez, ni Villar Mir, ni tampoco Juan Rosell, ni los “eléctricos”, ni nadie con cierta relevancia, comentaban los periodistas enviados.
Pero sin embargo, las ausencias más destacadas fueron la de Carme Chacón, por supuesto, y la de Zapatero, a la que muchos de los asistentes les causó verdadera extrañeza, ya que se trataba de su “presunto sucesor” y más que nunca, debía mostrar su total apoyo público.
No obstante, al acto si acudieron sus “más leales” compañeros políticos, como José Blanco, Trinidad Jiménez, Leire Pajín y Elena Salgado, José Bono o Manuel Chaves, entre otros.
Además, acudió buena parte de sus compañeros de la “vieja guardia socialista” como José Barrionuevo, Carlos Solchaga, Txiki Benegas o Cipriá Ciscar. Lo que llevó a los periodistas a preguntarse, si Rubalcaba “representaba el futuro de la formación”, o sólo era el último coleteo de un “oligarquía socialista ya anticuada”.