Todo el mundo suele afirmar que los gatos rehuyen del agua, o más bien, evitan mojarse. Muchos dicen que es porque le tienen miedo, otros van más allá, proporcionando otras teorías más científicas, basándose en los orígenes de los gatos, afirmando que algunos de sus antepasados provenían de zonas desérticas, y aquellos que vivían en zonas boscosas con ríos en sus proximidades, no se bañaban para mantenerse lejos de los depredadores, dando a entender con ello, que los gatos no han manifestado un gran entusiasmo por el agua a lo largo de toda su evolución.
Por norma general, el comportamiento del gato cuando se le intenta bañar, es arisco y poco amigable, ya que ese hecho, le proporciona estrés, sin embargo, también es cierto que existen gatos a los que les encanta jugar con el agua.
Este hecho está más relacionado con lo que el gato está acostumbrado a hacer que con su propia personalidad. Es por esta razón, que si se quiere que el gato y el agua sean compatibles, es necesario acostumbrar poco a poco al gato a este elemento natural desde muy temprana edad, moldeando la conducta del gato para cada momento del baño.
Estos son algunos consejos que permitirán acostumbrar al gato al baño:
– Hay que acostumbrar al gato al ruido del grifo, así como al del secador, si es que vamos a utilizarlo, para que no lo vea como algo extraño y se sienta amenazado.
– Se debe utilizar un recipiente donde el gato quepa cómodamente y no resbale.
– Hay que protegerles los oídos, utilizar siempre agua tibia y accesorios indicados para gatos.
– El baño debe ser una experiencia tranquila y placentera. Si el gato rehuyera en todo momento, es mejor no obligarlo, ya que podría crearle traumas.
No es recomendable bañar a los gatos con mucha frecuencia, ya que puede perjudicarles la piel, secándosela en exceso. Además, los gatos, uno de los animales más higiénicos que existe, tiene todo lo necesario para mantenerse limpio por sí solo: su saliva y su lengua rugosa.