La leche de fórmula como complemento a la lactancia

Aunque sin duda la leche materna es la mejor opción para alimentar a tu bebé, en ocasiones, puedes verte obligada a emplear leche de fórmula, de la cual, no deberás tener miedo, ya que es una opción totalmente válida.

La lactancia con leche de fórmula puede iniciarse después de las primeras semanas de lactancia materna.

Si tienes dudas con respecto a esta elección, consulta con tu pediatra sobre las ventajas e inconvenientes que tendrá este método sobre tu bebé, y cuál será el tipo más recomendado para tu pequeño.

Tipos de leche de fórmula

Veamos a continuación los diferentes tipos de leche de fórmula que existen en el mercado, y que deberás escoger en función de las necesidades de tu pequeño:

– Fórmula basada en leche de vaca.

– Fórmula basada en soja.

– Fórmula sin lactosa.

– Fórmula hidrolizada.

– Fórmula para bebés prematuros y de peso reducido al nacer.

– Fortificador de leche materna.

– Fórmulas metabólicas.

Recuerda que lo más importante para tu hijo es que se sienta emocionalmente querido y sea correctamente alimentado, lo que dependerá de que tú te sientas cómoda durante la lactancia, independientemente del método que utilices.

Situaciones en las que se debe utilizar la leche de fórmula

Veamos a continuación las razones por las que es recomendable optar por la lactancia con leche de fórmula:

– Tu bebé, especialmente si es prematuro, presenta un reflejo de succión débil.

– El proceso de lactancia te resulta doloroso.

– Deseas fomentar un período de distanciamiento entre el pequeño y tú, ya que debes volver pronto al trabajo.

– Tienes problemas de salud que requieren el consumo de medicamentos incompatibles con la lactancia.

No obstante, recurrir a la leche de fórmula no implica necesariamente la presencia del biberón, sobre todo si pretendes reanudar la lactancia materna en otro momento. En este caso, podrás darle a tu bebé la leche de fórmula mediante el Sistema de Nutrición Suplementaria (SNS), o bien, a través de cucharas, vasos o jeringuillas (sin agujas, obviamente).

Por otro lado, si el problema no se encuentra en tu leche, si no en la imposibilidad de realizar las tomas (ya que vuelves al trabajo o te encuentras en un periodo de separación), es posible usar alternativas a la leche de fórmula. Consúltalo con tu pediatra.