Es de sobra sabido que el calcio es uno de los elementos fundamentales en la dieta del ser humano, y mucho más, en la etapa infantil, que es cuando se acusa un mayor crecimiento. Esto es así, porque el calcio, residente en los alimentos lácteos, es necesario para la formación y el mantenimiento tanto de los huesos como de los dientes, así como para un correcto funcionamiento del sistema muscular y del sistema nervioso.
Durante los primeros meses de vida el bebé puede alimentarse de la leche materna, la cual, le proporciona todo el calcio que necesita, pero según va creciendo, se deben incorporar a su dieta otros lácteos, como son la leche de vaca y los yogures.
Una manera adecuada para que el niño reciba la cantidad de calcio que necesita, es ofrecerle alimentos lácteos también en las meriendas y no sólo en el desayuno.
Alimentos lácteos idóneos para las meriendas de los más pequeños
Antes de nada, destacar, que algunos productos lácteos, son buenos para el pequeño en su justa medida, por lo que es recomendable no abusar de ellos.
Yogures. Existen muchos tipos de yogures, pudiendo encontrarse en el mercado, naturales, naturales azucarados, de sabores, enriquecidos, con trozos de frutas, desnatados, con fibra, etc… Cada uno de ellos es adecuado en un momento determinado de nuestra vida, por lo que será importante elegir el que mejor se adapte al pequeño, intentando también escoger uno que le guste, de lo contrario acabaría aborreciéndolos.
Actualmente, también pueden encontrarse yogures líquidos, que en algunos casos, resulta mucho más cómodo este formato.
Natillas y Flanes. Lo más recomendable es que los más pequeños puedan comer natillas o flanes caseros, ya que son mucho más sanos que los preparados industrialmente, evitando así espesantes, colorantes, etc…
Batidos. Se pueden realizar de diferentes sabores, aunque todos ellos llevan la leche como ingrediente principal. Pueden resultar muy nutritivos para los pequeños sobre todo si se elaboran con frutas, aunque los más demandados sean los de cacao o vainilla. En este caso también se recomienda su elaboración en casa, ya que los comerciales suelen tener exceso de azúcares y colorantes.
Quesos. Se puede comenzar introduciendo el queso fresco, ya que es más blando que los otros quesos y puede ser mejor aceptado por los más pequeños. Cuando el niño ya pueda comer sin problemas algo más sólido, se puede optar por quesitos, queso de untar o queso semicurado o curado, si el resto de la familia lo come.