A modo de contexto, diremos que actualmente, el salario medio en España es de 1.639 euros, lo que supone un 16% menos que la media europea, y donde además, 1 de cada 3 asalariados es mileurista o peor, cifras que sitúan a España en el segundo país europeo, tras Eslovenia, donde más se han reducido los costes de un trabajador.
Sin embargo y pese a esta trágica situación que está abocando a miles de personas a la pobreza, incluso teniendo trabajo, los trabajadores españoles debemos ir preparándonos para un “cerramiento extraordinario del duodeno” en la nueva reforma laboral que aprobará próximamente el Gobierno, en connivencia con el FMI y la UE.
¿Las novedades? Las de siempre, rebaja de salarios, supresión del salario mínimo, despido libre, supresión o modificación de las condiciones de los convenios colectivos (cláusulas de descuelgue), desregulación completa total de las condiciones laborales, etc…
De este modo y según determinadas estimaciones, la caída de salarios alcanzará el 40% en 2014, con respecto a los valores que se tenían en 2007, estableciendo una rebaja de salarios de entre el 40 y el 50% para aquellos que puedan reengancharse al mercado laboral o deseen conservar sus puestos de trabajo.
Además y en pos de mejorar lo que denominan como la “flexibilidad laboral”, los modelos de contrato permitirán disponer de un empleado para trabajar 3 horas un día, despedirlo, para después a los 13 días, volver a contratarlo para 4 horas de jornada, y así sucesivamente, transformando a todas las empresas, en empresas temporales.
Curiosamente, esta realidad europea difiere bastante con lo promovido por el propio Comité Europeo de Derechos Sociales, el cual, establece que un salario digno debe ser equivalente, por lo menos, al 60% del salario medio del país, lo que aplicado a España, consistiría en aproximadamente 900 euros. Curioso ¿verdad?