La Acelga (Beta Vulgaris var. Cicla) es una hortaliza de hojas grandes, con un sabor agradable y muy rica en vitaminas, minerales y sodio. Además, es una excelente alternativa a la espinaca, ya que su ritmo de producción también es muy elevado.
Antes de comenzar a cultivar la Acelga, remojaremos las semillas en agua uno o dos días antes, con lo que conseguiremos acelerar la primera fase de germinación de la planta, a causa de la alta concentración de humedad de la semilla. Lo ideal para sembrar Acelgas es hacerlo un par de semanas después de la última helada de invierno, de modo que cuando finalice el verano, su desarrollo se haya completado y podamos cosecharlas en invierno.
La siembra de la Acelga debe realizarse de forma lineal y directamente en la tierra, dejando una separación de 8 cm entre planta y planta, y 45 cm entre línea y línea de cultivo. Si se opta por sembrarla en un macetero, deberemos emplear unos 25 L de tierra, como mínimo, así como disponer de un recipiente que tenga 25 cm de profundidad.
La Acelga puede adaptarse a casi cualquier suelo, lo único que requiere es que éste sea rico en nutrientes y disponga de un buen drenaje que evite las acumulaciones de agua en el subsuelo.
En lo que respecta al riego, deberá realizarse 2 ó 3 veces por semana y de forma abundante, en función de la sequedad y el calor del clima.
La Acelga prefiere para su crecimiento, lugares abiertos y soleados, sin embargo, los periodos de sombra prolongados no afectan a su desarrollo.
Cosecharemos las Acelgas cuando las hojas alcancen un tamaño de, aproximadamente, 18 cm, comenzando por arrancar aquellas más exteriores.
A modo de recomendación diremos que, en el momento de cocinar la Acelga, será necesario separar las hojas del tallo, ya que ambos presentan diferentes tiempos de cocción.