El gato es un animal que necesita comunicarse, tanto con otros gatos como con su dueño, y para ello, no sólo utiliza la comunicación no verbal (mover la cola, pasar entre las piernas, mirar fijamente, etc…), sino que también, aplica su propia comunicación verbal, que en este caso, serían tanto los maullidos como el ronroneo.
A este respecto, un estudio publicado recientemente ha analizado los distintos maullidos y ronroneos del gato, interpretando su significado:
– Maullido corto: Saludo normal, intentando comunicar su presencia.
– Maullido medio: Petición o exigencia de algo (mimos, comida o juguete).
– Múltiples maullidos: Saludo emocionado, mostrando ansiedad y excitación por la presencia de su dueño.
– Ronroneo suave: Deseo de recibir atención y mimos.
– Ronroneo largo: Exigencia de algo, principalmente mimos, si en ese momento, se le están proporcionando.
– Ronroneo grave: Queja o demostración de que algo no le gusta.
– Ronroneo agudo: Muestra de dolor o miedo.
– Castañeo rápido de dientes: Excitación negativa o frustración.
– Chirrido (un sonido entre maullido y ronroneo): Utilizado habitualmente por una gata madre para llamar a sus gatitos, o bien, en época de celo para llamar la atención de los machos.
– Silbido (expulsando aire con el hocico abierto): Señal de agresión seria, mostrando gran agresividad.
Cabe mencionar también que los gatos responden activamente a los estímulos vocales, y de hecho, se muestran muy sensibles a los sonidos, por lo que son capaces, de forma similar a nosotros, de captar nuestro estado de ánimo a través del tono, el volumen y la intensidad de la voz con la que se les hable, a pesar de que, como es obvio, no entiendan las palabras.
Así pues, resulta posible llegar a tener verdaderas conversaciones con un gato, siendo muy recomendable tenerlas, ya que cuanto más le hablemos, más nos “responderá”.