Según un estudio realizado recientemente por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), la grave recesión financiera y social que azota a Europa puede llegar a afectar seriamente, a la recuperación económica global.
El pronóstico efectuado por este organismo internacional, afirma que la economía de los 17 Estados de la UE, que emplean como moneda el euro, se contrajo un 0,2% durante el periodo de enero a marzo de 2013, lo que supuso el sexto declive trimestral consecutivo, convirtiéndose oficialmente en la recesión más prolongada de la historia de Europa.
Según la OCDE, Europa no está siendo capaz de afrontar y solucionar los principales obstáculos que frenan un posible crecimiento:
– La capitalización del sistema bancario.
– La financiación de la deuda pública (requisitos y contraprestaciones).
– El miedo de los inversores al abandono del euro por parte de algún Estado miembro.
– El descontrolado aumento de la tasa de empleo, situado en un 12,1% para 2014.
Respecto a este último apartado, España presentará en 2014 una tasa de desempleo adulto del 28% y un desempleo juvenil superior al 50%, un fatídico futuro sólo superado por Grecia (28,4%).
Con estas conclusiones, la OCDE decidió realizar una serie de recomendaciones al BCE para que adoptara medidas financieras extraordinarias que permitieran el impulso y el relanzamiento de la economía europea, como por ejemplo, reducir la tasa de interés que abona la banca por depositarle capital, a menos de 0, hecho que promovería que los bancos facilitasen crédito, en vez de acumularlo sine die en forma de depósitos blindados en el banco central.
Estas medidas se asemejarían a las adoptadas por la Reserva Federal de EEUU, y que han permitido a la economía estadounidense crecer un 2,2% en 2012, a pesar de haber padecido también el genocidio económico llevado a cabo por el sector financiero.