España se encuentra inmersa en una profunda fractura política, social y democrática. Debido a la crisis y a las medidas aplicadas para su resolución, la estructura político-económica del país se enfrenta a una situación nueva, de rechazo total a todas las formaciones, algo que no había sucedido desde la transición y que puede desembocar en una auténtica explosión social.
Para respaldar esta afirmación puedo apoyarme en las últimas encuestas publicadas en los 2 grandes periódicos de información generalista, como El Mundo y El País, y también en la opinión de José Miguel de Elías, director adjunto de la empresa de investigación de mercados y opinión pública Sigma 2, quien afirma que el clima social de España observa su reflejo futuro en Grecia, traduciéndose en una radicalización política y profundos conflictos sociales.
Uno de los principales puntos de conflicto en esta fractura consistiría en la alarmante falta de ejemplaridad en la clase política, la cual, queda perfectamente resumida en diversas encuestas y sondeos:
-Las dudas del Gobierno en la gestión de la crisis y la ausencia de ejemplaridad ética y política de la clase dirigente, incrementan el miedo, el desasosiego y la ira reprimida de la mayoría de la población.
-El ciudadano no visualiza al Gobierno controlando la situación, ni proporcionando soluciones, sólo hace lo que le dicen.
-España vive en una perfecta esquizofrenia político-social. La mayoría electoral que invistió al Gobierno, rechaza ahora su política basada en la austeridad, las mentiras y el sometimiento al poder financiero.
-Aumenta la sensación de que España ya no es un país soberano e independiente, ha perdido cualquier control sobre su destino, donde poderes empresariales y financieros no elegidos democráticamente dictan las políticas sociales y financieras de la nación.
Otro de los problemas fundamentales se encontraría en el rechazo absoluto a todos los partidos políticos sin excepción.
–PP y PSOE comparten un nivel de rechazo público similar. Los políticos, la política, PP y PSOE como partidos mayoritarios, son valorados como un ente negativo global, agente causante y agravante de la crisis, culpable por omisión.
-Por vez primera desde la época de la transición, todas las formaciones y sus líderes suspenden como clase social. Nadie se libra del voto de censura de la población, nadie supera el 4.
–Política y finanzas son contemplados como sectores causantes de la crisis, beneficiarios ambos, cómplices y encubridores de sus propias responsabilidades, que son todas.
Tras haber analizado cómo la insultante falta de ejemplaridad de la clase política, con sus excesos y su ausencia total de vergüenza y escrúpulos, sumado al rechazo generalizado y absoluto de la población de todas las formaciones y líderes políticos, nos encamina hacia un escenario a la griega sin punto de retorno.
No obstante, todavía existen otros factores que están avivando todavía más, la ira reprimida de una sociedad cada vez más justamente enfurecida.
Entre ellos y en opinión de José Miguel de Elías, director adjunto de la empresa de investigación de mercados y opinión pública Sigma 2, se encontraría el síndrome de la traición del voto.
-El electorado ha interiorizado profundamente el síndrome de la traición del voto, esto es, que el PP gobierna con la aplicación de un programa no votado, que traiciona las expectativas e intereses de sus votantes. Esta perversión del mandato electoral provoca irremediablemente la radicalización y el rechazo de la clase política en su conjunto.
-Los ciudadanos ya no “tragan” con el single de este verano: “La crisis es culpa de todos“. El silogismo de la ciudadanía resulta tan obvio como ignorado: “Las élites políticas y financieras causaron la crisis, fueron los beneficiarios de ella, son los cómplices de su expansión y encubrimiento, pero ahora intentan eludir cualquier responsabilidad”.
-La ciudadanía no acepta pagar el “mamoneo político y financiero” con sus impuestos, con la imposición de recortes inflexivos en los servicios públicos y la pérdida absoluta de nivel de vida. No pueden aceptarlo sin comprobar antes algún ejemplo de austeridad y conducta ejemplar en la clase dirigente.
La suma de estos factores acerca a España a un escenario a la griega, donde el descontento masivo de la sociedad ante el expolio de sus recursos, ha desembocado en que Grecia sea ya de hecho, un país del Tercer Mundo.
–España se aboca a un terrorífico escenario a la griega, caracterizado por partidos políticos de ideologías extremistas y una continua y profunda conflictividad social. Una reacción social a la griega, o a la argentina, ya no pueden considerarse como una hipótesis lejana sino como una posibilidad muy cercana de violencia social y radicalización política.
-En España se están produciendo todo tipo de condicionantes para el deterioro social, necesarias y suficientes para el estallido social, como por ejemplo, altísimo paro juvenil y de larga duración, población inmigrante en paro y/o exclusión social creciente, marginación ascendente, exclusión en alza, precariedad laboral en ascenso, etc…
La conclusión es que, ante este panorama social y político que confirman las encuestas sociales, se aproximan meses muy duros, peores todavía que los actuales, de difícil manejo y solución por parte de los poderes políticos y económicos, y que únicamente ellos, los poderes financieros, tienen la capacidad para decidir el destino de todos nosotros…¿o no?