Los topos son unos pequeños mamíferos terrarios, en principio inofensivos, pero que pueden aniquilar las raíces de muchas plantas y dejar el jardín completamente revuelto, debido a los pequeños montículos de tierra que van realizando durante la construcción de sus galerías subterráneas.
Para ahuyentarlos, pero no exterminarlos, podemos recurrir al Tártago (Euphorbia lathyris), ya que el olor que desprenden sus raíces resulta totalmente repulsivo para estos simpáticos mamíferos.
Información general sobre el Tártago
El Tártago es una planta bianual, es decir, su ciclo vital es de dos años. El primer año desarrolla la mata, y al siguiente, florece, presentando unas características flores de color verde propias de este género. Tras la floración la planta muere, sin embargo, sus semillas quedan diseminadas por el entorno, lo que le permite garantizar su supervivencia.
Una de las características del Tártago radica en su sabia de látex, la cual, suele utilizarse en tratamientos caseros para la quema de verrugas. En este caso, hay que saber que dicha sustancia es tóxica, por lo que es necesario tener cuidado a la hora de manipularla.
Cómo plantar el Tártago
Lo primero que tendremos que realizar es un hoyo de un tamaño proporcional al ejemplar del Tártago que hayamos escogido.
A continuación, mezclaremos la tierra con un poco de sustrato de plantación, para mejorar su calidad y así asegurarnos de que la planta pueda arraigar sin problemas.
Después de ahuecar bien la tierra, sacaremos la planta de su tiesto y la introduciremos dentro del agujero.
Finalmente, cubriremos las raíces añadiendo un poco más de sustrato.
Tal y como vemos, la Naturaleza tiene remedio para casi todo, en este caso, un simple arbusto nos permitirá espantar a los topos, evitando que estos pequeños animalitos dañen las plantas y el césped de nuestro jardín.