Un nuevo orden social se ha establecido en el Bernabéu, José Mourinho, líder espiritual de esto que llaman “nuevo madridismo” ha decidido radicalizar su estrategia declarando el toque de queda y el hermetismo absoluto.
Su objetivo no es sólo evitar filtraciones (que no va a poder) a prensa amiga sino que todo lo que haga o diga el portugués, sea el mensaje de cada uno de los empleados del club al que dice representar orgullosamente.
Curiosamente ayer, durante un acto de promoción de uno de sus patrocinadores (Adidas) los encargados de asistir al evento y promocionar los productos de la firma deportiva eran dos soldados rasos, Adán y Arbeloa, ninguno se salió del guión, no se esperaba otra cosa, hay que tener galones y demasiada personalidad para hablar por uno mismo.
El plan de comunicación se ha llevado hasta tal punto que ya ni la cúpula directiva tiene la potestad de salir en su defensa, Mourinho no lo necesita, su estrategia no permite ninguna concesión.
Hace unos días y a raíz del incidente con el 2º entrenador del Barça, decidió guardar silencio absoluto, incluso cuando el propio presidente Florentino Pérez filtró interesadamente a su periódico oficial (Marca) que el técnico pese a no haber rectificado en público, había reflexionado con su círculo íntimo y se sentía arrepentido por el desprecio a Tito Vilanova, asegurando al Presidente Pérez que no volvería hacerlo y que intentaría no repetir hechos similares.
Mentira, no existe ningún arrepentimiento, el técnico montó en cólera al conocer la existencia de esa filtración, poco le importó que hubiera sido su propio jefe el que utilizara a un medio de comunicación para lavar su imagen de cara al público, en ese momento, Eladio Paramés entró en acción: “Mourinho no tiene de qué arrepentirse porque él sólo está defendiendo los intereses del Real Madrid”.
Las declaraciones del ¿portavoz? oficial de José Mourinho fueron el principio del fin de Jorge Valdano, el miedo se ha desatado en la cúpula directiva, cuya influencia por las encuestas populares le hacen temer más que nunca a un portugués que ya no tiene al argentino para atizarle y saben a quién va a señalar primero, si las cosas no se hacen a su manera.
Cabe destacar el gesto de reconciliación de Iker Casillas con los capitanes del Barça, Xavi y Puyol, que el propio capitán filtró a la prensa para que se supiese. Mourinho considera inaceptable esa llamada, la considera una admisión de culpa y el capitán del Real Madrid tendrá que dar explicaciones ante él por hacerlo, veremos entonces si el capitán blanco y de la Selección nacional es capaz de mantener su posición ante el nuevo régimen instaurado cuyo final, por mucho que le pese algunos, tiene fecha de caducidad en 2012.