Indignación y malestar en la formación socialista este jueves. El PSOE acababa de perder la segunda votación de la semana (la número 41 de toda la legislatura) por tan solo voto de diferencia.
Los socialistas consiguieron ayer que el Pleno del Congreso de los Diputados aprobara el último decreto del Gobierno en materia laboral, pero sin embargo, perdió la votación final forzada por el PNV, para que fuera tramitada como un proyecto de ley.
Dos días antes, el PSOE no pudo evitar (nuevamente y por un solo voto) que se aprobara una moción del PP en el que se instaba al Gobierno a establecer un sistema estadístico que permitiera integrar todos los datos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en materia de criminalidad.
Según me cuenta mi “enano infiltrado”, las caras de los miembros socialistas en el Congreso eran este jueves “todo un poema”, comentando sin morderse la lengua: “¿Quién era el que faltaba en las dos votaciones perdidas?… ¡Ah claro! si era Rubalcaba”.
Los diputados reconocen en privado que “el deber del candidato debe centrarse en el diseño de su proyecto de Gobierno, pero que no debe descuidar, comentan con hastío, sus responsabilidades contraídas con el actual Gobierno“.
El entorno de Rubalcaba se excusa en que el candidato presenta estos días “una agenda comprimidísima”, justificándose en lo siguiente: “No toda la culpa es suya, sino que se ha cometido un error de cálculo por parte de la dirección del partido”.
Ya que según ellos, cuando se celebran votaciones en la Cámara, suelen consultar a los cargos relevantes del partido y del Gobierno, si es imprescindible su presencia.
Pues bien, según me cuenta “mi enano”, en las dos votaciones realizadas esta semana, el equipo de campaña del candidato realizó esa consulta, en la cual, se le comunicó que no era necesaria su presencia, ya que “el triunfo estaba totalmente garantizado”. Al final resultó que no estaba tan garantizado como creían.