Aunque el gato es un animal de carácter independiente, necesita que sus dueños jueguen con él, para poder cubrir todas sus necesidades, tanto psicológicas como fisiológicas, dado que el simple hecho de jugar con otros gatos o humanos, marcará el desarrollo de su personalidad y su conducta.
Jugar con el gato, especialmente durante sus primeras semanas de vida, le enseñará a comportarse, a adoptar posturas propias de los gatos como es la de dominancia y sumisión, a controlar la mordedura, sus movimientos, su instinto de caza, y a no ser brusco ni agresivo con su dueño o dueña.
El juego será parte fundamental de la vida de un gato, tanto de cría como de adulto. En la época de cachorro aprenderá lo que hemos mencionado anteriormente, definiendo en sus primeras semanas el carácter que tendrá cuando sea adulto. Y cuando sea adulto, precisará del juego para vivir sano y feliz, ayudándole a mantenerse en forma, evitando el sobrepeso, el estrés o la ansiedad, así como ayuda para estimular todos sus sentidos, proporcionándole con ello un bienestar general.
Por todo esto, es importante que el gato juegue, ya sea solo, con otros gatos o con sus dueños, pero siempre que lo haga con juguetes adecuados a su edad y su carácter.
Existen multitud de juguetes para gatos, dependiendo de la edad y del interés que éste tenga. No a todos los gatos les va a gustar el mismo tipo de juguete, sin embargo y por norma general, todos preferirán juguetes pequeños que puedan cazar, ya que no hay que olvidar, que cualquier gato conservará su instinto de cazador innato.
En lo que respecta a los cachorros, éstos sienten predilección por los juguetes básicos que no tienen movimientos, pero sí elementos que llamen su atención, como por ejemplo, los juguetes con cascabeles, las pelotas, etc…
En cambio, a los adultos les aburre este tipo de juguetes, exigiendo algo más complejo, como pueden ser las varas con señuelo o las luces de una linterna o un láser, es decir, juegos en los que tenga que intervenir el dueño o la dueña.
También es importante que se alternen los juguetes y las rutinas de movimientos en los juegos, ofreciéndole siempre algo novedoso e interesante, ya que de lo contrario, el gato terminará por aburrirse.