El índice de pobreza en Estados Unidos aumentó durante 2011 por cuarto año consecutivo, hasta alcanzar al 15,1% de la población, lo que representa a 46,2 millones de personas que sobreviven con menos de 1.000 dólares al mes.
Se trata de la tasa más alta registrada desde 1993 y la cifra total más elevada desde que las estimaciones de pobreza comenzaron a hacerse públicas en 1959.
Según estos datos, uno de cada seis norteamericanos vive por debajo del umbral de pobreza.
Además, la capacidad de ingreso en los hogares de “clase media” descendió un 2,3% respecto a 2010, al pasar de 50.600 dólares a 49.500 dólares, lo que pone de manifiesto la pérdida de poder adquisitivo de los estadounidenses.
Los datos revelados demuestran también que la diferencia entre el grupo de los que reciben más ingresos frente al de los que reciben menos sigue ampliándose y no parece que vaya a invertirse dicha tendencia.
La raza también se muestra como un factor determinante en las diferentes situaciones económicas, con blancos y asiáticos liderando la lista de ingresos, y negros e hispanos situados en los últimos puestos, pese a que todos los grupos sufrieron una significativa disminución en su renta.
Respecto a la adquisición de riqueza en función de la distribución geográfica, el sur de EEUU fue la región en la que concentró en mayor medida el aumento de la pobreza, pasando de 17,6 millones a 19,1 millones de personas que subsisten por debajo del umbral de la pobreza.