Finalmente, la producción del Renault Fluence Z.E. se ha parado. A diferencia de lo que ha sucedido en otras ocasiones con otros vehículos, cuando se paraliza de forma temporal la producción de un modelo a causa de un exceso de stock, esta vez, parece que la decisión va a ser definitiva, ya que Renault ha dado la orden de clausurar la línea de montaje del Fluenze Z.E. en la factoría de Turquía, que era donde se fabricaba, lo que en la práctica, puede entenderse como un adiós definitivo.
El Renault Fluence Z.E. llevaba ya un par de meses registrando unas ventas meramente testimoniales, estando sumido en una larga agonía desde la quiebra de “Better Place”, su principal socio estratégico. Sin “Better Place”, la posibilidad de alquilar y realizar cambios rápidos de baterías, como si de un dispositivo móvil se tratase, que ofrecía este modelo desapareció, y con ello, uno de sus principales reclamos.
Para comprender la decisión de Renault, simplemente es necesario observar las cifras de venta en 2013, en el país de origen de la marca, Francia, donde únicamente se vendieron, en todo el año, 18 Renault Fluences Z.E., lo que visto desde un punto empresarial, resulta del todo injustificable para seguir manteniendo la producción, sobre todo, si además no existen expectativas de que la situación pueda mejorar a corto o medio plazo.
El Renault Fluences Z.E. presentaba las siguientes características:
– Una potencia máxima de 70 kW.
– Una velocidad punta de 135 Km/h.
– Una autonomía máxima de 185 Km, aunque con las condiciones a favor.
– Un peso de 1605 Kg.
– Extremadamente silencioso.
– Alquiler de la batería alrededor de unos 79 euros.
Veamos a continuación cuáles fueron los principales, aunque no únicos, problemas que han llevado a la “muerte” al Renaul Fluences Z.E.
Razones del fracaso del Renault Fluence Z.E.
El problema principal del Renault Fluence Z.E. radica en que no es lo que la gente busca en un coche eléctrico, es decir, desde el principio, su concepción no ha sido bien enfocada, ya que realmente, es una adaptación de un vehículo convencional, el Renault Fluence, a una versión eléctrica, lo que en la práctica, sólo puede conducir al fracaso del modelo, ya que la concepción de un vehículo eléctrico es totalmente distinta a la de uno convencional de gasolina, ya que no sólo debe estar dirigido a otro tipo de público, con otras necesidades y exigencias, sino que también, presenta una serie de limitaciones que deben ser seriamente consideradas.
Otro de los principales problemas que presentaba el Renault Fluence Z.E. estaba relacionado con su tamaño, ya que con unos 4.75 m de longitud, era un coche excesivamente grande, lo que para realizar desplazamientos en entornos urbanos no es muy recomendable, ya que en principio, un coche eléctrico va a ser utilizado casi exclusivamente por ciudad o alrededores, no por carretera, por lo tanto, el tamaño es un factor fundamental a la hora de escoger un coche, ya que la disponibilidad de aparcamiento cada vez es más reducida.
Así pues, siempre es triste ver como un modelo eléctrico o híbrido fracasa y conlleva que numerosos trabajadores pierdan su empleo, sin embargo, es posible que esta experiencia haya resultado muy instructiva para Renault, y le permita reflexionar sobre su estrategia comercial en el sector de los vehículos eléctrico, fijándose en otros modelos que sí ha conseguido triunfar, y que en la actualidad, están registrando cifras de ventas similares a las que se obtienen con los modelos convencionales.