Tras el incidente que tuvo lugar la temporada pasada, cuando el técnico blanco acusó a Manolo Preciado, técnico del Sporting de Gijón, de dejarse ganar ante el FC Barcelona (lo peor que puedes decirle a un compañero de profesión), no había vuelto a ver en José Mourinho, ni siquiera tras la polémica en semifinales de Champions, comportarse de una forma tan vergonzante y lamentable como la mostrada en el partido de ayer.
Ayer se produjeron una serie de episodios que indican que el Real Madrid, ha tocado fondo, es un equipo irreconocible, uno ya no distingue (cosa que antes sí era posible), si es Mourinho (me niego a llamarlo Mou) quien ha fagocitado el club o es el aparato propagandístico que ha alimentado al personaje del entrenador y éste, ha devorado al club de una forma nunca antes vista.
El primer episodio tiene que ver con el incidente provocado con Tito Vilanova, 2º entrenador de Guardiola, acercándose en medio de la aglomeración e introduciéndole el dedo en el ojo para después mirarle con actitud “chulita” y sonriente.
Dicho episodio, ya es de por sí criticable pero que dentro de la forma de entender el entorno que tiene el técnico portugués, yo no le hubiera dado más importancia; aunque después, en la rueda de prensa post-partido, el gesto de desprecio hacia el señor Vilanova es de tal magnitud, afirmando tras ser preguntado por el incidente: “No conozco a ese señor, no sé quién es ‘Pito’ Vilanova, o como se llame este…tío”, demuestra la actitud de pésimo perdedor, del que después de tanto “sexoralismo” aplicado hacia su persona por él mismo y el aparato propagandístico (no la prensa de Madrid al completo), es incapaz de admitir su inferioridad, pese haber preparado a conciencia durante un mes la disputa de este partido y tras ver como Pep Guardiola no para de mandarlo a la lona.
Otro de los episodios es la ausencia total de educación y deportividad que mostraron los jugadores del Real Madrid tras la finalización del encuentro, mientras entregaban el trofeo a los jugadores barcelonistas, ni un sólo jugador blanco se quedó esperando la entrega de medallas, todos se metieron rápidamente al vestuario, (se nota que son grandes deportistas), algo que no sucedió cuando fue el FC Barcelona el que tuvo que aguantar la celebración de la Copa del Rey en Mestalla del equipo madridista.
Y por último, cabe destacar las declaraciones post-partidos que realizan los jugadores del equipo blanco, que si bien todas sus declaraciones rebosan victimismo e impotencia, el caso de Sergio Ramos es espeluznante, el chico necesita un trasplante urgente de cerebro, se ha convertido en un autómata completamente funcional, ya que a diferencia de Iker Casillas que como todos, reproducen el discurso de su técnico, él siempre muestra varios matices, como felicitar al campeón por ejemplo, pero en el caso del lateral sevillano, simplemente reproduce el archivo de audio que le han dado, mostrando que la oratoria no es lo suyo y demostrando que a veces y sólo a veces, hay que pensar mientras se habla.