La jornada de puertas abiertas en el Congreso y el Senado, que el Gobierno anunció con motivo de la celebración del 12 de octubre, se ha encontrado con la negativa de los presidentes de ambas cámaras ante la posibilidad de una ocupación por parte del movimiento de indignados.
Tanto José Bono como Javier Rojo han rechazado la iniciativa del Gobierno de “abrir las puertas de ambos edificios oficiales”, con la que se pretende otorgar a esta jornada festiva, un carácter más cívico y participativo, de modo que el 12 de octubre no se limite exclusivamente al recorrido del desfile por La Castellana.
El “argumento oficial” alegado por las Cortes es que ambas instituciones ya programan sus jornadas de puertas abiertas durante el mes de diciembre, con motivo de la celebración del Día de la Constitución.
Sin embargo y según fuentes cercanas al Ministerio de la Presidencia consultadas, la “versión oficiosa” alegada por Bono y Rojo, justifica dicha negativa en el temor de que el movimiento de indignados del 15-M aproveche la ocasión, para asediar los edificios parlamentarios y publicitar sus reclamaciones y exigencias, en las cámaras representativas de la soberanía popular.
El Congreso y el Senado, como entes propios, consideran que una jornada de puertas abiertas previa a las elecciones del 20-N, y con los políticos siendo el blanco de las iras de los ciudadanos, puede convertirse en un arma de doble filo imposible de controlar.
Según éstos, “abrir las sedes parlamentarias en diciembre, cuando hubiera un nuevo Gobierno electo y los ánimos estuvieran más controlados, sería otra cosa bien distinta”.