La decisión definitiva de ETA de anunciar el “cese definitivo de la luchar armada”, no fue sólo obra de la actual cúpula dirigente de la banda terrorista y en especial, de “Josu Ternera”, sino que los tres colectivos de etarras refugiados en México, Venezuela y Cuba, intervinieron de forma directa.
Según expertos en la lucha anti-ETA, de una decisión de tal calibre, no podían quedarse excluidas las “colonias de etarras” instauradas desde hace más de 20 años en estos países, debido esencialmente, a que sus miembros cuentan con mayor experiencia que los actuales dirigentes del Zuba o comité ejecutivo.
Pero también, y como segunda razón principal, porque su ascendencia (a pesar de la distancia) dentro de la organización terrorista, ha ido cubriendo durante los últimos años, los errores cometidos por la actual generación de líderes de la banda, siendo la mayoría de ellos procedentes de la “kale borroka”, y que ha propiciado el hundimiento progresivo de ETA.
Prueba de la importancia de estos “refugiados” puede observarse en el caso del veterano etarra Juan Lorenzo Ayestarán, el cual, residía en Venezuela desde 1984 tras ser deportado desde Francia, y que tuvo que viajar nuevamente a territorio francés para reconducir la pésima situación por la que atravesaba la banda, debido a las continuas detenciones que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado españolas y francesas, estaban acometiendo.
En marzo de 2010, Ayestarán fue arrestado en Cahon (Normandía), cuando la banda intentaba recomponer su “aparato logístico”.
Fuentes policiales conocedoras de la situación, han confirmado que “la decisión adoptada por los etarras de Cuba, México y Venezuela, junto a la participación activa realizada por Josu Ternera han resultado verdaderamente decisivas, en el comunicado de ETA en el que se anunció el fin de las actividades armadas”.
Dicho comunicado, fue leído el pasado 20 de octubre por David Pla, un elemento de Jarrai que, ante las sucesivas detenciones y encarcelamientos de dirigentes, ascendió a la dirección de la banda terrorista, al igual que Iratxe Sorzábal e Izaskun Lesaka, quienes forman también parte del Zuba.
Una vez hemos visto la influencia que han tenido los colectivos etarras refugiados en Latinoamérica, en la decisión de anunciar el fin de las actividades armadas de ETA, veamos ahora, dentro de estos colectivos, cual ha sido el de mayor relevancia para dicha decisión.
De los tres colectivos, el que ha ejercido y ejerce mayor influencia es el de Venezuela, país por el que han pasado en los últimos años, altos miembros de distintos comandos para recibir adiestramiento militar, algunos de ellos incluso, con para-militares de la narcoguerrilla de las FARC.
Además, durante la última década, debido a la permisividad del líder bolivariano Hugo Chávez, numerosos etarras que residían en México decidieron instalarse en Venezuela, ya que las autoridades aztecas, sí que ejercían un control “estricto” sobre las actividades terroristas de ETA.
Se estima que a día de hoy, unos 50 etarras forman parte de esta “colonia”, entre los que destaca, Arturo Cubillas, quien, pese a estar en busca y captura por la Audiencia Nacional, sigue ejerciendo como alto funcionario en la administración chavista.
Dada la ascendencia de estos etarras asentados en Venezuela, el Gobierno español decidió incrementar la presencia policial en la Embajada española de Caracas. Además, dicha orden coincidió en el tiempo con los primeros pasos de la izquierda abertzale hacia las “vías democráticas”, y que finalmente han resultado fundamentales para el anuncio de la declaración del pasado 20 de octubre.
Según fuentes confidenciales, “no es que los etarras refugiados en Cuba, México y Venezuela fueran sólo consultados, sino que la decisión de este colectivo tuvo, para declarar el cese definitivo de ETA, el mismo valor, que la de los etarras que configuran la dirección de la banda y de Josu Ternera, cuyo participación, al igual que en el proceso de negociación de 2006, ha resultado trascendental”.
Sin embargo y en esta ocasión, la “vía Txusito”, en referencia a Jesús Egiguren, líder de los socialistas vascos, el cual, siempre ha mantenido una línea abierta y participativa con Urrutikoetxea (Josu Ternera), no ha resultado ser la única, como sí ocurrió en el anterior caso, cuando ETA dio por finalizado el “cese de su actividad armada”, tras perpetrar el atentado de la T-4 en el aeropuerto de Barajas.