El BCE (Banco Central Europeo) ha decidido seguir manteniendo su tasa de interés en el 0,5% (mínimo histórico) como un modo de aplacar la desconfianza de los inversores, tras las recientes crisis provocadas en los mercados, a causa de la inestabilidad política de Portugal, el golpe de Estado de Egipto o el enfrentamiento entre la troika y Gracia sobre el ritmo y la agresividad de las reformas económicas, las cuales, han provocado tensiones, no sólo en los mercados de renta fija y variable, sino también por el encarecimiento del petróleo y otras materias primas.
A pesar de todo y según los últimos datos macro-económicos facilitados por el consejo de gobierno del BCE, la economía de la zona euro ha mejorado levemente su situación, incrementándose, por tercer mes consecutivo, la actividad industrial, confirmando que la eurozona se aproxima más a la estabilización, fortaleciendo su demanda interna.
El presidente del BCE, Draghi, ha confirmado que el miedo y las tensiones de los mercados pueden afectar a la recuperación económica, cambiando las perspectivas estimadas sobre los precios si continúan prolongándose.
En este mismo sentido, también ha insistido en la idea de que la política monetaria europea debe continuar siendo expansiva el tiempo que sea necesario, similar a la empleada por la FED (Reserva Federal Estadounidense).
Dicha política monetaria, ha consistido en la reducción progresiva de compra de deuda pública, en función de si la economía o el empleo iban mejorando en los EEUU.
De este modo, el BCE observará atentamente los próximos movimientos de los mercados para, en función de su evolución, actuar en consecuencia, ya sea mejorando las condiciones de financiación de los bancos o aplicando políticas que proporcionen estabilidad a los precios dentro del territorio europeo.