La decisión adoptada por el Banco Central Europeo (BCE) penalizando a la banca española, exigiendo la evaluación de la deuda según el valor de mercado e incrementando al 9% el “core capital”, esconde el temor de Francia y Alemania de que pudieran absorber a sus bancos nacionales.
Es la contundente conclusión a la que han llegado desde ámbitos financieros muy cualificados, tras la incomprensible sorpresa de observar como la última crisis respecto a la deuda de Grecia se solucionaba de rebote, con un inexplicable e injusto castigo a los bancos españoles.
De acuerdo con este análisis, Europa, pero sobre todo Francia y Alemania, temen que, a pesar de sus problemas (como los fracasos inmobiliarios), y una vez superada ya la falta de liquidez, los bancos españoles, de mayor tamaño y mucho más solventes que el resto de bancos europeos, acaben “fagocitando” a los bancos franceses y alemanes.
Fuentes económicas consultadas confiesan que “el Santander dispone de la capacidad para hacerse con el control del Deutsche Bank, por ejemplo, o con el francés Credit Agricole”.
“Siendo un caso parecido el del BBVA, el cual, posee también la solvencia y la liquidez necesaria para adquirir dichos bancos”.
Veamos ahora, como los gobiernos de París y Berlín, contemplando la posibilidad de que “la banca española pudiera decidir los destinos de la economía europea“, diseñaron una estrategia conjunta que penalizara las capacidades del propio sistema financiero español, escudándose en el BCE, y que han permitido controlar, por el momento, el margen de maniobra de los grandes bancos españoles.
Para impedir que la descapitalización de las entidades financieras europeas, sobre todo alemanas y francesas, las cuales, acumulan gran parte de la deuda griega, provocara que los grandes bancos españoles pudieran asimilar a los bancos nacionales de dichos países, la Comisión Europea, gestionada por Berlín y París, forzó al BCE a aplicar determinadas medidas contra los intereses de la banca española.
Las dos decisiones adoptadas, evaluar la deuda a precio de mercado y fijar un core capital del 9%, tendrán como consecuencia que los bancos españoles “pierdan peso y capacidad de maniobra”, lo que se traduce en un descenso de la liquidez disponible que les habría permitido “comerse” al Deutsche Bank o el Credit Agricole, entre otros.
Antonio Miguel Carmona, diputado del PSOE en la Comunidad de Madrid y economista reconocido, lo advirtió recientemente, en un artículo publicado en “Diario Progresista”, en el que también y de pasada, criticó duramente al Gobierno socialista por lo sucedido.
Tras exponer las claves en las que se basaban las medidas impuestas contra nuestros bancos, se preguntaba irónicamente: “¿Cómo han respondido las autoridades españolas?”.
Como ya publicamos aquí, las críticas estaban dirigidas directamente contra la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, y cómo dichas críticas han venido desde ámbitos políticos socialistas.