Antes de finalizar el año se producirán nuevas fusiones bancarias, entre ellas, alguna muy destacada. Los grandes bancos españoles, Santander, BBVA y Caixabank serán amablemente obligados por el Gobierno a entrar en el espiral de fusiones sí o sí.
Desde el instante en que el Gobierno de Rajoy decidió que no quebrara ningún banco español, la vía de la consolidación bancaria se ha abierto paso como un auténtico ciclón.
En estos momentos, asistimos a un baile eterno de negociaciones entre todas las entidades bancarias, si bien el Banco Popular va a poder librarse, de momento, ya que ha decidido “tragarse” el Banco Marenostrum antes de que le pudieran adjudicar otra entidad a dedo, el método favorito del PP.
El ministro de Economía, De Guindos, y su secretario de Estado de Economía, Jiménez Latorre, se encuentran presionando y tutelando personalmente dicho proceso, ya que entienden que “resulta necesaria una consolidación del sector bancario muy agresiva“, a pesar de la resistencia que están mostrando las entidades.
Las entidades más importantes son las que se están mostrando más reacias, debido a que se sienten cómodas con la cuota de mercado que tienen y no desean “comerse” el problema de las otras entidades, sólo buscan cuadrar la cuenta de resultados y que el Estado haga frente al “agujero“.
La prueba de que el ambiente está muy tensionado se demuestra en que los grandes bufetes y las grandes auditoras y consultoras financieras, sobre todo las cuatro importantes, Deloitte, Price, KPMG y Ernst Young, no han parado de recibir peticiones de asesoramiento financiero y legal ante lo que se avecina. Presentan el doble de trabajo que el año pasado, y básicamente debido a encargos del sector económico-bancario.
Por otro lado, el Banco Malo, el cual, tiene por objetivo agrupar la venta y la liquidación de los activos tóxicos inmobiliarios de la banca española, resulta insuficiente para el saneamiento bancario, según la opinión del propio sector.
El Banco Malo no estará operativo, a pesar de lo que diga Guindos, antes de medio año, y el deterioro de las cuentas bancarias está siendo imparable. La prueba queda demostrada cuando la banca ya ha tenido que reconocer que deberá afrontar un saneamiento extraordinario por valor de otros 14.000 millones.
El panorama de cierre del ejercicio bancario resulta gris oscuro tirando a negro, ya que con la economía en clara recesión, la inversión crediticia a la baja y la morosidad en alza, si no fuera por el crecimiento espectacular de las comisiones, que han aumento el doble del IPC, prácticamente toda la banca anunciaría hoy números rojos.
La gran banca ha realizado simulaciones de cierre que le han mostrado una caída del beneficio del 25 al 30%, por tercer año consecutivo (oh Dios¡¡¡ caídas de beneficio).