A través de diversas comunicaciones, la administración de Obama advirtió a las autoridades españoles sobre las consecuencias que se producirían si el Ejecutivo español apoyaba la propuesta de Mahmud Abbas sobre la creación de un Estado Palestino.
Alan D. Solomont, embajador estadounidense y responsable de las relaciones entre el ministerio de Asuntos Exteriores y el Departamento de Estado, advirtió al Gobierno español que “no sería muy bien visto”, en estos momentos, un apoyo explícito a la propuesta del presidente palestino.
Incluso y según fuentes cercanas consultadas, se llegó a “amenazar” de que dicha posición, podría tener “graves consecuencias negativas” en las relaciones institucionales Madrid-Washington.
Dicha amenaza quedó reflejada en los últimos discursos lanzados por el Gobierno de España, donde su “mensaje pro palestino” se vio significativamente moderado, como es el caso del tono mostrado por la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, en su comparecencia en la Asamblea General de la ONU.
En aquella comparecencia, Jiménez se mostró “enormemente” partidaria de que, como un primer paso, los palestinos tuvieran que acudir a esa Asamblea General bajo el status de Estado observador no miembro, como el que posee el Vaticano, llegando incluso a aludir a Israel como “hogar legítimo del pueblo judío”, una referencia por la que los palestinos exigirían explicaciones a España, a posteriori.