Muchos de los trastornos de aprendizaje de un niño, tienen su origen en daños cerebrales desarrollados al nacer. Dichos daños, resultan “invisibles” durante los primeros años de vida, y cuando se ponen de manifiesto (a los 6 ó 7 años), tienen ya una difícil solución.
Por esta razón, el Hospital Clínic de Barcelona ha desarrollado los primeros biomarcadores de imagen para el diagnóstico precoz de daño cerebral en niños, los cuales, están presentes en el 12% de los casos, de los que se calcula que cerca del 50%sufrirán trastornos de aprendizaje en el futuro.
Los biomarcadores que detectan el daño cerebral, se obtienen mediante la realización de una resonancia magnética a los bebés de un año, con el objetivo de estudiar la materia blanca neuronal del cerebro (el cableado cerebral).
Posteriormente, se realizaría un análisis complejo y detallado a cargo de biólogos e ingenieros, quienes serán los responsables finales de identificar la existencia de estas alteraciones.
Los expertos pretenden analizar qué áreas del cerebro presentan anomalías, siendo capaces de predecir en un 94% de los casos, qué niños tendrán un test anormal en 2 años.
Dicha prueba, que podría ser una realidad clínica en tan sólo 4 ó 5 años, estará dirigida solamente a bebés prematuros extremos (el 10% de los nacidos son prematuros y el 1% son extremos) y a bebés con problemas de crecimiento en el seno materno (lo que tiene lugar en el 7% de los casos).
Este análisis ha resultado ser pionero en el mundo en su aplicación a niños, debido entre otras cosas, por la especial complejidad que supone el hecho de que los bebés disponen de una cantidad menor de sustancia blanca y de grasa.
De este modo, médicos responsables de la investigación han asegurado que “en unos 20 años, puede conseguirse diseñar un fármaco que permita tratar este tipo de daños”.