La cúpula de ETA se está volviendo cada vez más descuidada. Históricamente, la primera premisa que recibían era no ofrecer ningún dato sobre su apariencia o paradero, sin embargo, en los últimos tiempos, han decidido compartir dicha información a través de Facebook.
ETA había instruido, históricamente, a sus miembros una norma de seguridad primordial sobre su militancia en la organización etarra, la “clandestinidad”.
De ese modo, estaban “obligados a borrar todas las huellas que pudieran conducir a las Fuerzas de Seguridad del Estado español a localizar su paradero”.
En los cursillos que, durante más de cinco décadas, ha impartido ETA, se insistía concienzudamente en esta norma: “No ofrecer ningún tipo de pista al enemigo opresor”.
Este había sido uno de los principales problemas en la lucha anti-terrorista, para los expertos responsables de los servicios de Información e Inteligencia, tanto de Francia como de España.
El conocimiento sobre la apariencia física actual de los terroristas y conocer si habían pasado a formar parte de la banda terrorista ETA, era uno de los principales objetivos que debían conseguir los operativos policiales diseñados, para poder detener a los terroristas y presentarlos ante la justicia en un tribunal.
Era bastante común, que los expertos policiales se encontraran con importantes trabas que dificultaban enormemente su trabajo.
“Continuos y constantes cambios de aspecto físico, no proporcionar ninguna pista a los familiares sobre su paradero o eliminar sus datos personales, de todo tipo de ficheros o bases de datos”.
Estas eran sólo algunas de las normas de seguridad y precaución, que seguían los pistoleros antes de introducirse en Francia para incorporarse en un “comando”.
Pero desde hace un par de años y con el auge de las redes sociales como Facebook, dichas normas de seguridad no se están cumpliendo como desearían.
Veamos cómo diversos dirigentes de ETA están incumpliendo estas premisas básicas.
Como comentábamos anteriormente, ese hermetismo dentro de la cúpula de ETA había dejado de ser primordial para determinados dirigentes de la banda.
De modo que los terroristas de ETA habían pasado “de ser expertos” en el “camuflaje” y la “invisibilidad”, a ser “objetivos relativamente sencillos de detener” para las Fuerzas de Seguridad y Orden.
Es por ello que varios de los últimos dirigentes de la banda (algunos de ellos han llegado incluso a ostentar cargos máximos en la jefatura) han cometido importantes errores de seguridad, al intentar pasar desapercibidos.
Y es que la mayoría de los últimos jefes de la banda detenidos, no tuvieron ningún tipo de reparo en colgar en Facebook, imágenes suyas mientras dirigían a la banda terrorista, y por tanto, estaban siendo buscados y rastreados intensamente, tanto por la policía española como la francesa.
Esas fotografías subidas a Facebook, estaban acompañadas de ciertos comentarios que revelaban datos personales, los cuales, ayudaban a los analistas policiales a obtener información personal sobre el propio etarra, como su entorno, sus aficiones, qué actividades desempeñaba antes de ingresar en ETA o con quién se relacionaba o se seguí relacionaba.
En determinadas ocasiones, eran los propios familiares o amigos de los terroristas quienes proporcionaban pistas sobre su paradero, incluso en alguna ocasión, los comentarios de éstos habían ayudado a la Policía y la Guardia Civil a obtener información acerca de los sobrenombres con los que eran conocidos estos dirigentes, y de los que la policía no tenía constancia.
Una vez hemos visto el cambio de actitud de estos dirigentes, pasemos a conocer la vida y obra de esta “nueva oleada” de dirigentes etarras, que gracias a su “escasa profesionalidad” han podido ser atrapados.
Jurdan Martitegi. Llegó a ser el máximo dirigente del “aparato militar” de ETA sucediendo al mítico “Txeroki”.
Su gran estatura le impedía mostrarse en público con regularidad y su apariencia física actual, era uno de los principales objetivos que se habían marcado las Fuerzas de Seguridad.
Fue capturado en abril de 2009 y su entorno más cercano se encargó de desvelar este “pequeño secreto” en Facebook.
Aitor Artetxe. Está acusado de colaborar y participar activamente en dos atentados realizados con coche-bomba, en Durango y Getxo.
Escapó de su domicilio tras la desarticulación del “comando Vizcaya” y procuró salvaguardar su intimidad, “restringiendo su cuenta de Twitter”, sin embargo, fue su entorno familiar el que se encargó de delatarle, proporcionando pistas fundamentales para su localización a la Policía.
Asier Borrero. Mientras la Guardia Civil disponía de imágenes totalmente desfasadas del terrorista, sus familiares se encargaron de publicar pistas a los expertos policiales.
Se piensa que Asier Borrero participó en el atentado contra las casas cuartel de Calahorra y la comisaría de Zarautz, huyendo posteriormente de su domicilio y escribiendo una carta de despedida a los suyos, en la que advertía que la Policía le seguía los pasos.
Jon Rosales. Es considerado como “uno de los etarras que apareció fotografiado en Facebook con la camiseta de la Selección española” (como la que aparece en la foto de la primera parte del reportaje), y que ofreció importantes pistas asistiendo a festivales de rock, a herriko-tabernas o a actos con sus amigos, dando cuenta de todo ello a través de su perfil de Facebook.