Una de las especies de tortuga más común empleada como mascota es la Tortuga Slider, comúnmente conocida como tortuga de orejas rojas.
A pesar de que cada año nacen millones de crías, su desarrollo no resulta del todo sencillo, ya que son pocos los ejemplares que consiguen vivir más allá de un mes. No obstante, en la actualidad, gracias, no sólo a la tecnología, sino también a los nuevos avances médicos en veterinaria, la cría de esta especie de tortuga resulta bastante exitosa, aunque para ello, es necesario disponer de una serie de conocimientos básicos sobre su cuidado.
Nivel del agua
Lo primero que debemos saber es que estas tortugas deben vivir en el interior de un acuario, y por lo tanto, debemos prestar especial atención al nivel del agua.
En este caso, debemos ir graduando el nivel de agua del acuario a medida que vayan creciendo, asegurándonos de que siempre dispongan de un rincón en tierra (ya sean rocas o un plástico), donde puedan pararse a descansar.
A este respecto, y como sucede con la mayoría de mascotas de acuario, deberemos ofrecerle uno que sea proporcional a su tamaño y al número de ejemplares, intentando pecar siempre por exceso y no por defecto.
Calidad del agua
La mayoría de problemas que pueden aparecer durante el cuidado de una Tortuga Slider derivan de la calidad del agua, por lo que resulta imprescindible instalar un sistema de filtros adecuado que garantice la calidad de la misma.
Temperatura y luz
Aunque el tema del agua sea el principal, no debemos olvidarnos de que la Tortuga Slider requiere de luz y calor para poder desarrollarse adecuadamente. En este caso, es recomendable colocar en una esquina del acuario una pequeña lámpara que le proporcione una temperatura de alrededor de 32oC. También es conveniente que dispongamos de otra lámpara que le proporcione luz UVB.
Alimentación
En cuanto a la dieta, hay que tener claro que no debemos ofrecerle más comida de la que necesite, siendo lo aconsejable darle de comer 2 ó 3 veces por semana. Respecto al tipo de alimentos, podemos servirle espinacas, zanahorias, lechuga, o incluso, insectos y lombrices.