Aunque su nombre puede hacer pensar que estas tortugas son originarias de Japón, en realidad no lo son, ya que proceden del sureste de EEUU y del noreste de México. En este sentido, se cree que la denominación de tortuga japonesa se debe a la pequeña raya negra que presentan estas tortugas en el interior del ojo, lo que les da el aspecto de tener los ojos rasgados.
A la Tortuga Japonesa también se la conoce como Galápago de Florida o Tortuga de Orejas Rojas. Se trata de la especie más popular entre las tortugas domésticas, de sobra conocida por todos los aficionados a ellas.
Su caparazón mide entre 12 y 20 cm de media, aunque se han encontrado ejemplares que superan los 40 cm. También pueden llegar a vivir hasta 30 años, e incluso, 40, si disponen de una gran calidad de vida.
Hábitat de la Tortuga Japonesa
En libertad, y debido a su origen, estas tortugas suelen vivir en climas cálidos, en cualquier zona donde puedan encontrar una fuente de agua templada y tranquila, como por ejemplo, estanques, lagos, pantanos o incluso ríos, siempre que la corriente no sea muy fuerte.
Como todos los reptiles, precisan del calor del sol para poder regular su temperatura corporal, por lo que necesitan encontrar lugares donde existan, además del agua, troncos o piedras donde puedan descansar tomando el sol, para lo cual, suelen reunirse en grupos, y así protegerse de los posibles depredadores.
Alimentación de la Tortuga Japonesa
Respecto a su dieta, se las considera animales omnívoros, es decir, que ingieren cualquier tipo de alimento. En este caso, cuando son crías sus hábitos tienden a ser carnívoros, sin embargo, a medida que crecen, van optando por las frutas y las verduras en su dieta diaria, aunque también pueden alimentarse de insectos y pequeños peces y crustáceos.