| Lunes 6 junio 2011 |
Crítica de la película española Brutal Box. Brutal Box no merece que gastemos una hora y media de nuestras vidas, en sufrir durante su visionado.
Al igual que ocurría hace unos días con “¿Estás ahí?” (Que casualidad, también española) no hay nada bueno que decir de la ópera prima de Oscar Rojo.
Lo que sobre el papel parecía interesante, es decir, una reflexión de las barbaridades que uno puede encontrarse por Internet, se convierte en un despropósito de proporciones bíblicas, cuando lo dejas en manos de actores tan terribles como los del film.
Es difícil, pero nadie supera la mediocridad, en el ámbito actoral, dentro de la cinta. Ridículos, risibles, poco creíbles y con detalles de auténtica vergüenza (la taza del director de la compañía). Si los actores dejan en evidencia la historia, poco más puede hacerse.
De verdad que el film parece un “direct to video” de los años 80, pero con menos presupuesto, como por ejemplo el fondo desenfocado que simula ser Nueva York es para mear y no echar gota. Cada decisión escénica parece tomada por un novato, da la sensación de estar hecho con 10.000 pesetas de las de antes.
La idea, el morbo en Internet, da para mucho, es un tema candente y plantea auténticas cuestiones morales, pero todo queda en agua de borrajas, gracias a un guión inexistente, sin interés y sin un propósito claro, ya que no se establece como una reflexión, ni como una denuncia.
Un descalabro que sinceramente no gustará a nadie y lo siento por los implicados, pero esto huele a pecado capital, sólo apto para fans de Jonh Cobra y Batu the dog.