| Martes 31 mayo 2011 |
Crítica de la película El Castor. Incrédulo me hallo ante la posibilidad de que exista gente que regurgite esta clase de basura cinematográfica, que hace que me cuestione, una vez más, donde se encuentra el límite de la estupidez humana.
El argumento es sorprendente, se nos cuenta la historia de un tipo casado, con dos hijos y presidente de una empresa de juguetes, que está muy pero que muy deprimido y donde una marioneta de castor, que actuará como un pepito grillo de lana, le hará vivir una segunda vida (¿pero qué p… argumento es este?).
Para empezar, el protagonista es Mel Gibson (no entiendo por qué). Gibson es inigualable haciendo de Martin Riggs en la saga de “Arma letal” y en producciones de esa clase.
Aquí es donde la peli empieza a irse por el desagüe, cuando dejas en manos de un actor inexpresivo un papel que, en principio, requiere matices y técnica.
Pero es que la mano de Jodie Foster en la dirección (también es la coprotagonista) no ayuda precisamente, ya que en un principio, el film parece una nueva loa al espíritu de superación propio, pero el tinglado va cambiando hasta convertirse en un melodrama familiar de sobremesa, para luego perder el juicio por completo y dar un desenlace entre demencial y lacrimógeno que no se cree ni el espectador más predispuesto a este tipo de engaños.
Poco más puedo decir de esta película, estéticamente no tiene ningún aspecto reseñable, ni la fotografía ni el montaje destaca por algo, la música es discordante con el tono adoptado (nueva muestra de la torpeza de Jodie Foster).
Y por último, sólo una cosa he de añadir, Jodie, maja, actúas muy bien y estás bastante buena, así que limítate a eso, no todos los actores tiene que dirigir películas.