A pocos días de que se produzca la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, la capital británica presenta una serie de problemas sociales, de telecomunicaciones, de organización, de seguridad y climáticos que pueden llegar a convertir esta edición olímpica en una de las más catastróficas de la historia.
El fracaso de la empresa de seguridad G4S, una de las más importantes del planeta y que en principio se comprometió a aportar unos 10.400 agentes para los Juegos de Londres 2012, no obstante, al final sólo ha podido reunir poco más de 3.000 agentes, dejando en evidencia el plan de seguridad diseñado por el primer ministro David Cameron.
El excesivo despliegue militar, un suceso que está directamente relacionado con el fracaso de la empresa de seguridad G4S, y que ha supuesto que el Ejército británico haya tomado la capital como si de una zona de guerra se tratase, movilizando a unos 17.000 soldados, más unos 1.200 más en estado de alerta, llegando incluso a mantener operativo un portaaviones militar en pleno río Támesis.
La convocatoria de huelgas masivas, convocadas por numerosos sectores sociales queriendo aprovechar la repercusión mundial de tal evento y en protesta a los recortes en gasto público que el Gobierno británico ha decidido imponer debido a la crisis de deuda que afecta a Europa.
Entre los sectores en huelga que más pueden afectar al desarrollo de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, se encontrarían los funcionarios de aduanas y de servicios ferroviarios que sumado al corte de carreteras y accesos a la villa olímpica, provoca una sobre-congestión en pleno centro de la capital británica, lo que repercute directamente en la utilización de servicios de transporte público y en quejas generalizadas de la ciudadanía.
Por último, no debemos olvidar los problemas climáticos que presenta una ciudad de las características de Londres para la celebración de unos Juegos Olímpicos, y en especial la lluvia, ya que Gran Bretaña al completo está sufriendo el verano más húmedo y lluvioso de los últimos 100 años, lo que podría suponer un auténtico contratiempo para la correcta realización de pruebas al aire libre.