Lo primero que debemos conocer es que en muchos países, adoptar a un Mono Ardilla como mascota está prohibido, o bien, es obligatorio disponer de un permiso especial. Por lo tanto, antes de tomar una decisión definitiva, deberemos informarnos si en nuestra zona de residencia está permitida dicha mascota.
En caso de que sí podamos disfrutar de un Mono Ardilla como mascota, tendremos que prepararnos debidamente para su llegada, conociendo su comportamiento y sus necesidades, para así poder proporcionarle una vida plena y saludable.
Antes de nada, debemos recordar que el Mono Ardilla es un animal nacido para vivir en la naturaleza, por lo que mostrará un comportamiento y unas actitudes propias de la vida salvaje. Debido a esto, no será una mascota recomendable si tenemos niños pequeños en casa.
Hábitat del Mono Ardilla
El Mono Ardilla no está acostumbrado a vivir en una jaula, por lo tanto, deberemos proporcionarle un espacio en el que pueda moverse con total libertad.
En este sentido, cabe mencionar que resulta difícil educarlo para que realice sus necesidades en un sitio determinado, por lo tanto, cuando permanezca en el interior de la casa, podremos colocarle un pañal para bebé.
Además, presenta un gran instinto de curiosidad, por lo que será necesario vigilarlo la mayor parte del tiempo, asegurándonos de que no causa destrozos en el interior de la casa, o descoloque los cajones de las habitaciones.
Alimentación del Mono Ardilla
La dieta del Mono Ardilla tiene como ingredientes principales, insectos vivos (polillas o moscas) y fruta (plátanos, sandía, uva o naranjas), así como en algunos casos, pequeños vertebrados.
Siempre deberemos ponerle a su disposición agua fresca, evitando en cualquier caso que pueda consumir alimentos grasos, ya que su organismo no es capaz de digerirlos adecuadamente, pudiendo llegar a provocarle cólicos.
Comportamiento del Mono Ardilla
Por último, debemos recordar no mostrar ningún signo de debilidad ni miedo hacia nuestro Mono Ardilla, ya que su estructura social le empuja a erigirse como el cabeza de familia, y si se lo permitimos, se comportará como el líder de la casa, desobedeciendo cualquier orden que le indiquemos.