Si nos encontramos montando un acuario en casa, uno de los principales aspectos que deberemos considerar durante el proceso, consistirá en la elección de las piedras que ubicaremos en el fondo del mismo.
En la mayoría de las ocasiones, se cree que las piedras únicamente cumplen una función ornamental, sin embargo, proporcionan una función fundamental para el desarrollo de los peces, ya que son empeladas para reproducir con exactitud su hábitat natural, y de este modo, puedan desarrollar una vida plena y sin estrés.
La razón radica en que las piedras permiten a los peces ocultarse cuando se sienten amenazados por un peligro, o bien, se asustan por algún ruido o movimiento externo brusco.
En caso de que optemos por no incluirlas en nuestro acuario, nuestros peces sentirán que no tiene ningún tipo de refugio, lo que incrementará su nivel de ansiedad, repercutiendo negativamente en su calidad de vida.
En este sentido, es recomendable que las piedras sean adquiridas en una tienda de mascotas o especializada en acuarios, ya que si optamos por introducir piedras que hayamos escogido de la calle o de cualquier parque, correremos el riesgo de contaminar el acuario con bacterias o elementos que resulten tóxicos para los peces.
Es importante mencionar que bajo ninguna circunstancia, deberemos introducir piedras calcáreas o calizas, ya que al estar en contacto con el agua, comenzarían a disolverse, liberando carbonato de calcio, lo que posteriormente puede influir en los niveles de pH del agua y afectar seriamente a la salud de todas las especies del acuario.
Por último, cuando vayamos a colocar los elementos decorativos, deberemos hacerlo directamente sobre el fondo del acuario y no sobre la gravilla, ya que existen especies de peces que son aficionadas a excavar en este tipo de suelo, lo que podría provocar el desprendimiento de estos elementos, poniendo en riesgo tanto al acuario como a los propios peces.