Los hámsters son animales que nacen sanos y que, por norma general no suelen enfermar, sin embargo, no están exentos de padecer alguna enfermedad.
La mayoría de las enfermedades que afectan a los hámsters son causadas por unos malos cuidados por parte del dueño, siendo las causas más frecuentes: una mala alimentación, una temperatura y humedad ambiente inadecuadas, caídas, una mala higiene, falta de ejercicio físico, etc…
Si se corrigen los hábitos del cuidado del hámster, se podrán evitar la mayoría de las enfermedades, aunque en algunos casos, por muy bien que se le trate, resultará inevitable que éste enferme.
Un hámster que no esté sano presentará unos síntomas que se podrán observar a simple vista, como por ejemplo:
– Inactividad.
– Pérdida de apetito.
– Ojos con legañas, aumento de tamaño, o color extraño.
– Suciedad o heridas en las orejas.
– Nariz húmeda.
– Dificultad respiratoria.
– Desviación dental.
– Falta de brillo en el pelaje.
– Irritación en la piel o descamación.
– Humedad en la cola.
– Heces blandas o diarrea.
Estos son los síntomas más comunes que se pueden observar en los hámsters enfermos, aunque es posible que se den otro tipo de síntomas, por lo que es aconsejable observar al hámster todos los días para poder descartar o diagnosticar dichos síntomas.
Si el hámster presentara alguno de ellos, se acudirá inmediatamente a un veterinario especialista en animales exóticos para que le examine y le pueda dar un tratamiento.
Si se quiere evitar que el hámster enferme, bastará con brindarle unos cuidados adecuados, poniendo especial interés tanto en la alimentación como en la higiene, ya que son los pilares fundamentales para que el hámster esté sano, sin embargo, también será necesario acudir periódicamente a las visitas veterinarias para comprobar que todo marcha bien, así como para realizar las desparasitaciones preventivas oportunas.