Elaborar galletas felinas caseras es una manera sencilla y económica de controlar la alimentación de nuestro gato. Y es que cocinar estos deliciosos premios comestibles para gatos permite no sólo vigilar la calidad de los ingredientes que vamos a proporcionar a nuestra querida mascota, sino que también, tendremos siempre a mano una recompensa nutritiva y saludable para ella.
En cualquier caso, debemos recordar que las galletas felinas, por muy caseras que sean, nunca deberán sustituir a la alimentación habitual del gato.
El hecho de que seamos nosotros quien le proporcione los ingredientes de las golosinas, nos permitirá no sólo delimitar la cantidad y la calidad de los mismos, sino también, seleccionar aquellos que resulten más convenientes, en caso de que tengamos un gato alérgico o de estómago sensible.
En el caso contrario, lo más importante es que estas galletas felinas no contengan alimentos peligrosos para el gato, como por ejemplo, la cebolla, el ajo, el chocolate y las vísceras de pescado.
Por otro lado, debemos tener en cuenta también que una forma de evitar cualquier posible reacción alérgica en nuestro gato, consiste en tener cuidado a la hora de introducir un nuevo ingrediente.
Para ello, cada vez que queramos probar con algún ingrediente nuevo, prepararemos las galletas, incluyéndolo en pequeñas cantidades, y observando posteriormente, si produce alguna reacción adversa en el felino.
Por último, para conservar siempre frescas las galletas felinas, lo más recomendable será guardarlas en un táper hermético, o bien, en una bolsa repleta de algodón, introduciendo ambos recipientes en la nevera. Eso sí, será necesario sacarlas de la nevera 10 minutos antes de dárselas a nuestro gato.
En función de los ingredientes que incluya la receta, se conservarán entre 2 y 3 semanas. Si por cualquier razón, comenzara a aparecer moho, nos desharíamos de ellas de forma inmediata, incluidas las galletas que no estuvieran afectadas.