La Xerojardinería es un estilo de paisajismo, cuya palabra deriva del concepto inglés “Xeriscape”, donde el prefijo “xero”, significa seco. Esta técnica promueve el uso racional del agua, evitando el despilfarro de la misma. Es apropiada para los lugares donde el agua es un bien escaso, o difícil de conseguir.
Cómo llevar a cabo la Xerojardinería
La Xerojardinería tiene las ventajas de que con ella se ahorra más en agua y en tiempo, ya que el mantenimiento del jardín se reduce considerablemente.
Para llevarla a cabo hay que seguir una serie de pautas:
Distribuir las plantas según sus necesidades de agua. Si disponemos de césped, colocaremos en sus bordes las plantas que más agua necesiten, ya que es donde cae más agua.
Proteger el jardín del sol y del viento, ya sea con setos, arbustos, mallas, etc…, consiguiendo así una menor pérdida de agua por evaporación.
Elegir plantas adaptadas al clima donde van a ser cultivadas, como son las especies autóctonas, ya que están más adaptadas al medio y requieren un mantenimiento reducido, aunque no sean las únicas que se pueden emplear.
Optar por alternativas al césped, como pueden ser plantas tapizantes, arbustos bajos, gravas decorativas o pavimentos, dado que éste requiere de un gran consumo de agua, pese a que existen especies resistentes a las sequías.
Emplear la técnica del acolchado o mulching, la cual, evitará la evaporación temprana del agua y la aparición de malas hierbas que competirán con el resto de plantas por el aporte de agua. Para ello podemos emplear cortezas de pino trituradas, mantillo, gravas o guijarros.
Acostumbrar a las plantas a pocos riegos, dejando secar moderadamente el suelo entre riego y riego, con lo que conseguiremos que las raíces crezcan en profundidad buscando agua.
Utilizar un sistema de riego por goteo en vez de por aspersión o con la manguera manual, ya que con estos últimos el derroche de agua es mayor.