Antes de nada, debes saber que cada caso de depresión post-parto es único, y por lo tanto, debes dejarte examinar y evaluar por un especialista.
Así pues, lo más probable es que antes de iniciar cualquier tratamiento, el médico te realice algunas pruebas para descartar otras enfermedades que puedan afectar a tu estado de ánimo, como por ejemplo, trastornos relacionados con la tiroides (tanto hipotiroidismo como hipertiroidismo), ciertos tipos de anemia, o incluso, la diabetes.
¿Cómo se debe tratar la depresión post-parto?
Una vez sean descartadas las enfermedades anteriores, el tratamiento a seguir se sustentará en 3 áreas fundamentales:
La medicación en la depresión post-parto
Resulta habitual que si sufres una depresión post-parto, hayas sufrido otras depresiones en el pasado, por lo tanto, es fundamental que acudas al médico para que sea él quien evalúe la medicación más adecuada, que en este caso, se recurrirá a los antidepresivos y los ansiolíticos.
No obstante, es posible que te plantees la siguiente cuestión: ¿Puede afectar la medicación a la lactancia?
Pues en estas situaciones debe actuarse con precaución, ya que debes saber que cualquier medicamento es segregado a través de la leche materna, por lo tanto, debes hablar con tu médico y acordar una solución, en este caso, decidir si quieres seguir dando de mamar a tu hijo.
La psicoterapia en la depresión post-parto
Permite trabajar sobre las emociones y los sentimientos negativos que experimentes, ya que la mayoría de los conflictos que te surjan estarán relacionados con el proceso de convertirte en madre, como por ejemplo, el sentimiento de pérdida.
Los grupos de apoyo en la depresión postparto
Permiten compartir experiencias, desahogarse y escuchar otros testimonios sin la sensación de que te sientas juzgada.
¿Qué se debe hacer para superar la depresión post-parto?
Además de seguir el tratamiento médico indicado para tu caso y de buscar apoyo en el entorno familiar y en los grupos de apoyo, es aconsejable que realices una serie de actividades encaminadas a sentirse mejor contigo misma:
– Evita las comparaciones con otras madres.
– Descansa todo lo posible.
– Sigue una dieta equilibrada y practica ejercicio.
– Dedica tiempo para ti misma, delegando las tareas del hogar.
– Evita el perfeccionismo y establece metas sencillas cada día.
Recuerda que la recuperación es un proceso, y por lo tanto, habrá días buenos y días malos, con lo que deberás mantener siempre el buen ánimo.