Existen multitud de parásitos que pueden invadir el intestino de nuestro gato, por lo que prevenir su aparición resulta fundamental, así como seguir un tratamiento adecuado, en caso de que ésta no resultara efectiva.
La desparasitación y el control veterinario son las mejores opciones para poder evitar su aparición, sin embargo, no siempre resultan suficientes.
En este caso, el “Toxoplasma gondii” y el “Echinococcus granulosus” son los parásitos que más daños pueden causar en nuestra mascota, ya que su presencia provoca continuos vómitos y fuerte diarrea en el gato. Estos “invitados” se eliminan a través de las heces, por lo que si los detectamos al observarlas, debemos acudir de inmediato al veterinario.
Síntomas
Muchos de los síntomas que provocan estos parásitos pueden pasar desapercibidos a simple vista, mientras que otros resultan muy similares a los que sufre una persona que padece gastroenteritis.
En este caso, los principales síntomas son deterioro del pelaje, diarrea, vómitos o pérdida de peso. En los cachorros, además de lo anterior, también pueden llegar a presentar el abdomen dilatado.
Prevención y tratamiento
La mejor forma de prevenir consiste en la desparasitación frecuente, siendo recomendable llevarla a cabo cada tres meses. La carne cruda y las heces de otros animales también pueden ser la causa de que aparezcan estos parásitos.
Respecto al tratamiento, para poder quedar libre de parásitos, deberemos suministrarle pastillas o un jarabe prescrito por el veterinario, quien le realizará determinados análisis para confirmar la eliminación total de éstos.
Peligro de contagio
El contagio de estos parásitos a seres humanos es muy poco frecuente, y suele ocurrir únicamente en el caso de que las personas vivan en condiciones de absoluta insalubridad.
En este caso, el contagio se produce por vía oral, especialmente cuando se limpia la caja de arena, sin embargo, aplicando una mínima higiene diaria, resulta del todo improbable que podamos padecer estos parásitos.