Cuando hablamos del proceso de preparar una solicitud de crédito, nos estamos refiriendo a la obtención de los papeles que se necesitan presentar en una entidad financiera, para que ésta pueda concedernos el crédito.
Resulta evidente que los bancos saben de ante mano qué documentos nos van a solicitar, sin embargo, ganaremos tiempo y daremos una imagen de gestión financiera profesional si tenemos preparados y trabajados previamente estos documentos.
La propuesta que os proponemos es flexible, no obstante, coincide en más de un 90% con los requerimientos habituales que suelen exigir las entidades financieras a la hora de estudiar cualquier solicitud de crédito.
En el artículo vamos a distinguir 2 grandes apartados:
– El Objetivo, referido a la operación propuesta.
– El Subjetivo, referido a los principales datos que se documentan acerca de las personas intervinientes en la operación.
Apartado objetivo
En el apartado objetivo vamos a centrarnos en la propia operación, es decir, para qué solicitamos la financiación.
Lo mejor en este caso consiste en preparar un pequeño informe en el que detallemos con exactitud qué vamos a financiar y cómo pretendemos hacerlo, en función de la estructura concreta del tipo de financiación.
Si es un inmueble, deberemos detallar el porcentaje de fondos propios y ajenos, documentándolo, por ejemplo, con facturas o pagarés, explicando la relación comercial y el importe de la línea de financiación necesaria.
Un aspecto fundamental consiste en destacar de qué manera la operación ayudará al desarrollo de la empresa, qué beneficios proporcionará la inversión realizada a nivel de reducción de costes o mejora de ingresos, de qué modo el anticipo de la financiación incrementará la liquidez de la empresa, siendo coherente con el crecimiento de la misma, etc…
Si vamos a financiar un inmueble, deberemos incorporar una serie de documentos como el contrato privado de señal o compraventa, la nota del registro, la documentación catastral, las licencias de actividad. Si es un bien mueble, recopilaremos los presupuestos o las facturas proforma. Si hablamos de una circulante, presentaremos una copia de las facturas, de los efectos comerciales, los contratos, etc…
En caso de que vayamos a incorporar garantías reales adicionales, como por ejemplo, hipotecas de otros bienes, o activos a pignorar, es aquí donde deberemos dejar constancia de ellos.
Apartado subjetivo (I)
En este apartado es donde van a figurar los datos de la empresa que solicita la operación, así como los de los avalistas de la misma. ¿De qué información hablamos?
Por un lado, estarán las cuentas anuales de la empresa de los 2 ó 3 últimos años, es decir, el balance y la cuenta de resultados presentados al Registro Mercantil. En algunas ocasiones se suele admitir el Impuesto de sociedades de los mismos periodos, aunque lo mejor es disponer de ambos, especialmente si existen discrepancias derivadas de ajustes fiscales.
Así pues, a través de esta documentación la empresa puede reflejar, por un lado, lo que tiene (el balance), y por el otro, el beneficio que genera (la cuenta de resultados), o lo que es lo mismo, estamos hablando de solvencia y capacidad de pago.
Respecto al último ejercicio, si es el caso de que no se han presentado las cuentas anuales ni el Impuesto de Sociedades, se suele aportar unas cuentas anuales internas respaldadas por el resumen anual del IVA. Con respecto al ejercicio en curso, una cuenta de resultados provisional y los IVAS en curso también nos servirán de gran ayuda.
Lo que suele marcar una gran diferencia entre una empresa con dificultades y una solvente, radica en la capacidad para elaborar unas cuentas previsionales, es decir, una proyección a futuro del balance y de la cuenta de resultados, especialmente si encaja con la operación presentada y el resto del dossier de solicitud de crédito.
Con respecto a las personas físicas, frecuente en el caso de los avalistas, no será necesario presentar un balance, sino que bastará con una declaración de bienes y deudas y un justificante de ingresos (IRPF, nóminas, etc…).
Apartado subjetivo (II)
La documentación citada en el apartado anterior puede verse complementada con justificantes de pagos de seguros sociales, impuestos fraccionados, retenciones, etc…, con el objetivo de poder demostrar que se está al día con los pagos, aunque esta información no suele tener excesiva relevancia para las entidades financieras.
Por el contrario, sí que suele ser relevante que aclaremos por escrito nuestro endeudamiento, reflejado en el balance o en la declaración de bienes citada: clase de operación, importes, entidades, vencimientos mensuales, plazos, etc…
En este caso, también conviene que la contrastemos con el CIRBE solicitado al Banco de España, anticipándonos así a lo que el banco pueda consultar y no nos pille en un renuncio ante posibles contradicciones posteriores.
Si hemos tenido más préstamos cancelados en el pasado, con esa misma entidad u otras, suele ser buena idea hacer referencia a los mismos para reflejar un historial crediticio positivo.
Si figuramos en algún fichero de morosidad, será fundamental justificar por escrito los motivos de dicha presencia (discrepancias comerciales, por ejemplo) o que realmente estamos al corriente del pago con el documento correspondiente.
Por último, y además de lo mencionado, podemos proporcionar una breve relación de las pólizas de seguro contratadas o de los contratos firmados con clientes.