Por lo general, los 20 dientes de leche de un niño empiezan a salir alrededor de los 6 meses de edad, de modo que para los 3 años, casi todos los niños suelen presentar ya todos los dientes salidos, los cuales, se irán cayendo en el mismo orden en el que fueron naciendo.
Esto significa que los dientes de la zona central de la mandíbula inferior son, normalmente, los primeros en caerse, algo que suele suceder entre los 5 y 6 años. Por su parte, los dos superiores de la misma zona serán los siguientes, extendiéndose el proceso hasta los 12 ó los 13 años, en función de cada niño.
A este respecto, cabe mencionar que si al niño se le empiezan a desprender los dientes temporales antes de los 4 años, será recomendable consultarlo con un dentista para garantizar que no se debe a una enfermedad dental.
También es recomendable animar al pequeño a que mueva suavemente el diente que empieza a flojear, aunque al principio pueda sentir un poco de dolor o incomodidad, sin embargo, en un mes o mes y medio, el diente finalmente se caerá solo.
No obstante, será importante recordarle que nunca intente arrancarse un diente que no esté listo para caerse, ya que la raíz estará más propensa a una infección.
En caso de que observemos que los dientes nuevos son más grandes que los de leche, no tendremos porqué asustarnos, ya que es algo completamente normal. Además, los dientes permanentes también suelen ser menos blancos que los de leche y tienen bordes más afilados puesto que todavía no se han desgastado.
Existen también casos en los que algunos dientes permanentes suelen salir antes de que se caigan los de leche, creando dos hileras de dientecitos. Esta etapa es temporal y suele observarse en los incisivos inferiores.
Cómo actuar cuando se cae un diente
Veamos a continuación algunas recomendaciones sobre cómo actuar cuando a nuestro hijo se le caiga un diente.
Controlar el sangrado. Aunque no siempre sucede, es normal que en ocasiones la encía comience a sangrar, por lo tanto, en cuanto notemos que se le empieza a mover un diente, deberemos tener preparadas varias gasas para detener el sangrado, si éste se produjera.
Tranquilizar al pequeño. Si va a ser el primer diente que va a perder, es normal que el pequeño se asuste, y más, si ve sangre en su boca. En este caso, deberemos tranquilizarlo, limpiándole la boca y explicándole que es algo normal y pasajero.
Celebrar el acontecimiento. La caída del primer diente es una oportunidad perfecta para celebrar dicho acontecimiento, pues es un momento importante en su vida. Podremos aprovechar el momento para mostrarle cómo es un diente completo, así como contarle la historia del “ratoncito Pérez”.
Siguiendo estas recomendaciones, conseguiremos reducir el estrés causado por la caída del diente.