Los Árboles Frutales son una excelente elección para cultivar en nuestro propio huerto o jardín, sin embargo, una de las principales claves para su correcto desarrollo consiste en la poda del árbol.
Por esta razón, pasaremos a detallar los diferentes tipos de poda que se aplican sobre los Árboles Frutales, así como el periodo más recomendable para realizarla.
Poda de Formación
Se aplicará en los primeros años de crecimiento del Árbol Frutal, incluso antes de que comience a desarrollar los frutos, podando todas las ramas a excepción de 4 ó 5, las cuales, estarán situadas a diferente altura y se convertirán en las ramas principales desde donde se desarrollen el resto de ramas.
Con este tipo de poda conseguiremos alcanzar varios objetivos:
– El primero y principal, que el Árbol Frutal desarrolle un esqueleto fuerte de ramas principales, sobre el que se sostenga el resto de ramas.
– Que estas ramas secundarias no se entrecrucen en exceso cuando se desarrollen, ya que provocaría no sólo que el interior del Árbol Frutal no se refrescara, sino también, que la luz del sol no incidiera sobre todas las ramas del árbol.
– Que nuestro Árbol Frutal alcance la altura y las dimensiones que nosotros deseemos, consiguiendo que se adapte al espacio del que dispongamos.
Poda de Limpieza
Se aplicará como medida de higienización del Árbol Frutal, retirando todos aquellos elementos inservibles que haya ido acumulando el árbol a lo largo del año, como por ejemplo, ramas secas o enmarañadas.
Este tipo de poda deberá realizarse una vez al año, independientemente del tipo de Árbol Frutal que tengamos.
Poda de Fructificación
Se aplicará como medida de revitalización del Árbol Frutal, podando las ramas más secas y más antiguas del árbol, las cuales, ya habrán agotado su capacidad para dar frutos, de modo que conseguiremos que las ramas más jóvenes reciban más luz y proporcionen frutos de mayor tamaño y calidad.
Poda de Rejuvenecimiento
Únicamente se aplicará en determinadas ocasiones y cuando deseemos prolongar de manera añadida la vida de nuestro Árbol Frutal. En este caso, en vez de retirarlo y plantar uno nuevo, realizaríamos una poda drástica, cortando todas las ramas, e incluso, el tronco, para que el árbol volviera a desarrollarse de cero.
Es importante aclarar que este tipo de poda sólo es recomendable con determinadas especies, como por ejemplo, el peral, el manzano, el membrillero, el olivo o la higuera. En caso de que se trate de un melocotonero, un cerezo o un ciruelo, lo más aconsejable es plantar un ejemplar nuevo.
En lo que respecta al momento de realizar la poda, dependerá del tipo de Árbol Frutal que tratemos:
Árboles Frutales de pepita (peral, manzano, membrillero, etc…): Se podarían en torno a diciembre-enero, cuando el árbol se encontrase en periodo de reposo y ya hubiera perdido todas las hojas.
Árboles Frutales de hueso (cerezo, ciruelo, melocotonero, albaricoquero, etc…): Se podarían en invierno, o a finales del mismo, en caso de que nos encontráramos en zonas de grandes heladas.
Árboles Cítricos (naranjo, limonero, etc…): Deben podarse lo menos posible, ya que al ser árboles de hoja perenne, al podarlos van perdiendo reservas, y por lo tanto, su posterior crecimiento es menor. Se podarían a finales de invierno o principios de primavera, cuando ya hubiéramos recolectado sus frutos.